El pasado domingo 1 de junio se llevaron a cabo las primeras elecciones para votar por jueces, ministros y magistrados en México.
El controversial ejercicio democrático contó con una misión de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que observó el desarrollo de la jornada electoral en nuestro país con la intención de dar cuenta del hecho para un posterior análisis.
La organización publicó su informe preliminar en el que destacó que fue “un proceso electoral sumamente complejo y polarizante”, que no recomienda replicar en otros países de la región.
En sus conclusiones destacó que “el análisis de esta primera experiencia deja en evidencia que existen múltiples oportunidades de mejora”.
Pidió “a las autoridades electorales y los órganos políticos a considerar las recomendaciones formuladas para fortalecer todas las etapas del proceso, corregir las deficiencias actuales y garantizar la sostenibilidad de las soluciones adoptadas”.
Indicó que “la ciudadanía y las instituciones mexicanas deberán evaluar si el modelo actual de selección de autoridades judiciales a través del voto popular, que no tiene precedentes a nivel mundial, contribuye a fortalecer los principios fundamentales de la administración de justicia; o si, por el contrario, acaba debilitando la transparencia, imparcialidad, eficacia e independencia del Poder Judicial”.
Dijo que las lecciones aprendidas en este proceso “resaltan la importancia de que toda reforma al modelo de selección de jueces se haga de manera gradual, a partir de un debate verdaderamente plural y, sobre todo, con base en un diagnóstico comprensivo, técnico y profesional sobre las problemáticas que se busca resolver y los mecanismos más efectivos para hacerlo”.