Este 8 de mayo de 2025, un hecho histórico ocurrió, con la elección del excardenal peruano, Robert Prevost, como el Papa número 267.
De origen estadounidense, Prevost, de 69 años de edad y originario de Chicago, EU, eligió el nombre de León XIV para su papado.
Agustino de formación, misionero de vocación y administrador con mano firme, su perfil combina sensibilidad pastoral con experiencia curial, algo que lo colocó en el radar de quienes buscaban un pontífice capaz de navegar la Iglesia por aguas agitadas sin romper con el legado reformista de Francisco.
Hizo sus votos como sacerdote en 1982, dentro de la Orden de San Agustín y fue enviado como misionero a Perú, donde pasó más de 15 años en el norte del país, en la Diócesis de Chiclayo, donde su trabajo se basó en el contacto con comunidades vulnerables y la defensa de los derechos humanos.
Entre los principales retos que le esperan al frente de la Iglesia Católica, están trabajar para disolver la polarización de la iglesia, que desde sus jerarcas parece haberse dividido entre religiosos conservadores y liberales.
También que dé seguimiento y procure la justicia para las víctimas de abusos dentro de la Iglesia, así como que siga avocándose a los jóvenes, migrantes, personas que viven en medio de la guerra y enfrentan otras vulnerabilidades, tal como lo hizo el Papa Francisco.
Sobre el trabajo pastoral, se espera que sea un buen estratega para fomentar las vocaciones religiosas, que van en declive, aunque el número de fieles en el mundo creció durante el papado de Francisco.
¿Pero por qué es tan importante todo esto? En Nación321 te contamos, con algunos ejemplos, las veces que un Papa cambió, desde su posición religiosa, la visión del mundo.
EL PESO DE LA IGLESIA CATÓLICA
Cada nuevo Papa es considerado un sucesor de San Pedro, el apóstol que los católicos creen que fue designado por Jesús como el líder de la Iglesia. En el Evangelio de san Mateo, Jesús le dice: “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia”.
Según la tradición, Pedro viajó a Roma para difundir el mensaje cristiano y fue martirizado allí durante el reinado del emperador Nerón, alrededor del año 64 d.C., en plena persecución a los cristianos.
Se dice que fue crucificado boca abajo a petición propia, porque se consideraba indigno de morir de la misma manera que Jesús.
Hoy, aunque el Papa lidera una institución religiosa, su influencia va mucho más allá, ya que sus intervenciones tienen influencia directa en la forma en que se percibe el mundo y a sus ciudadanos, e incluso han habido pontífices que han podido mediar en algunos conflictos políticos y sociales.
JUAN XXIII Y EL CONCILIO VATICANO II
El primer gran cambio dentro de la Iglesia Católica moderna, ocurrió en el siglo XX, con Juan XXIII, conocido como el ‘Papa bueno’, quien convocó el Concilio Vaticano II entre 1962 y 1965.
Este fue un antes y un después interno en la Iglesia, desde la Reforma protestante, pues ahí se acordaron puntos como la celebración de las misas en lenguas nacionales en lugar del latín, lo que hizo más accesible la predicación del Evangelio.
También se reconoció del papel activo de los laicos, es decir personas no religiosas, con lo que se dejó de ver a la iglesia desde un rol autoritario e inaccesibles.
Otro gran cambio fue la apertura al diálogo con otras religiones y confesiones cristianas.
UN PAPA VIAJERO Y UNA CRISIS
El siguiente hito en la historia moderna del papado lo marcó el polaco Juan Pablo II, quien fue electo en 1978.
Juan Pablo II fue el primer papa no italiano en 500 años y es recordado por ser uno de los papas de la Iglesia católica con mayor influencia geopolítica.
Este Pontífice desempeñó un papel fundamental en el apoyo al movimiento Solidaridad en su Polonia natal y en alentar la resistencia ante el dominio soviético en Europa del Este. Muchos atribuyeron a su liderazgo moral el haber contribuido a acelerar el final de la Guerra Fría.
No obstante, el final de su papado se vio marcado por las primeras revelaciones de encubrimiento de varios casos de abuso a menores de edad, de parte de sacerdotes.
Pese a todo, un gran número de católicos lo recuerdan con cariño, e incluso como el ‘Papa Viajero’, por haber recorrido varios rincones del mundo. Por su historia y haber hecho milagros tras su muerte, fue canonizado en abril de 2014.
EL ‘PAPA EMÉRITO’
Tras la muerte del Papa Juan Pablo II, Benedicto XVI fue electo en 2005.
Fue un papa alemán de perfil intelectual, que intentó reforzar el papel conservador de la Iglesia.
En marzo de 2007 rechazó el llamado a un debate sobre el celibato de los sacerdotes, es decir, a mantenerse sin tener relaciones sentimentales y de pareja.
Benedicto XVI reafirmó además las prohibiciones de la Comunión para católicos divorciados que se vuelven a casar, así como el aborto, la eutanasia y las relaciones homosexuales.
Además, fue muy criticado por su gestión de los escándalos de abusos sexuales dentro de la Iglesia, que salieron con fuerza durante su papado.
En 2013 sorprendió al mundo al renunciar al cargo, algo que no ocurría desde hacía siglos.
UNA IGLESIA JOVEN Y RADICALMENTE HUMANA
El Papa Francisco fue disruptivo y, para muchos, un jerarca valiente.
Fue el primer pontífice latinoamericano y se convirtió en una voz destacada en cuestiones globales, desde el cambio climático hasta la migración y la desigualdad económica.
El Papa de origen argentino hizo un llamado a la compasión hacia los refugiados, advirtió sobre los peligros del nacionalismo e instó a tomar medidas para proteger el planeta, posturas que transcendieron más allá de los muros de la Santa Sede.
Al hablar de migración, reconocimiento de los derechos de las mujeres y bendecir a las personas sin importar su credo o preferencias sexuales, respaldando abiertamente a la comunidad LGBTTIQ+, en más de una ocasión tuvo abiertos detractores, tanto dentro de la iglesia, como en el mundo de la política global.
A Francisco se le deben varias encíclicas que buscaron cambiar la manera de ver el amor y la compasión, como valores universales que vienen de Dios.
Además, siempre se pronunció ante conflictos armados internacionales y crisis de carácter social. No dudo incluso en cuestionar políticas anti-derechos, como la idea de Donald Trump, de construir un muro entre México y Estados Unidos, para impedir el paso de migrantes.