PERFIL: Ernesto Zedillo, el heredero de Salinas al que AMLO quiere entrevistar

Volvió a ojo del huracán luego que AMLO dijera que le quiere hacer 4 preguntas
Volvió a ojo del huracán luego que AMLO dijera que le quiere hacer 4 preguntas
Ernesto Zedillo.Volvió a ojo del huracán luego que AMLO dijera que le quiere hacer 4 preguntas
Especial
Nación321
2024-01-24 |15:46 Hrs.Actualización15:46 Hrs.

El expresidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Ernesto Zedillo Ponce de León volvió a estar en tendencia porque regresó a México, tras permanecer en el extranjero, luego de haber terminando su sexenio en el año 2000. 

Pero sabemos que aquí la mayoría somos muy chavos y quizá no recordemos quién fue y qué hizo, por ello te dejamos un breve perfil. 

Ernesto Zedillo Ponce de León nació en la Ciudad de México, un 27 de diciembre de 1951; sin embargo, toda su niñez y parte de su juventud la pasó en Mexicali, Baja California, donde estudió en colegios públicos, sus padres fueron Rodolfo Zedillo Castillo y Martha Alicia Ponce de León.

En 1965 su familia regresó a la Ciudad de México y continuó los estudios medios en la Escuela Vocacional Número 5 de la capital federal y en 1969 se matriculó en la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional (ESE-IPN).

En 1973, ya egresado del IPN con el título de economista, con los ingresos obtenidos con su trabajo como auditor auxiliar en el Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y Armada (Banejército), pudo matricularse en Economía en la Universidad estadounidense de Yale. 

En 1974, ayudado por sendas becas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), asistió a un curso de posgrado sobre Evaluación de Proyectos en Capital Humano en Bradford, Gran Bretaña, y al programa de doctorado de Economía de Yale, donde obtuvo el título correspondiente con una tesis sobre el estudio del problema de la deuda pública externa mexicana y su relación con las expectativas de crecimiento de las exportaciones petroleras.

Año y medio antes, en1971, se afilió al Partido Revolucionario Institucional (PRI), comenzó a trabajar en la Dirección de Política Económica adjunta a la Presidencia de la República, lo que estimuló su interés por la política. Impartió docencia en el Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES) del PRI con el auspicio del prestigioso economista Leopoldo Solís Manjarrez, su superior en la Dirección de Política Económica, y a continuación desempeñó diversos puestos de responsabilidad en el aparato económico y financiero de la Administración federal. 

En estos años, coincidentes con el Gobierno priista de Luis Echeverría Álvarez, Zedillo construyó su buena reputación profesional como economista y su perfil de tecnócrata partidario de modernizar las estructuras económicas y alejado de los sectores tradicionalistas del PRI. El prometedor veinteañero contrajo matrimonio con una compañera de estudios, Nilda Patricia Velasco; pareja iba a tener cinco hijos.

Desde 1978 y a lo largo de las administraciones de José López Portillo (1976-1982) y Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), Zedillo se desempeñó sucesivamente como: analista y subgerente de investigación económica del Banco central de México (BANXICO); responsable de la puesta en marcha del Fondo de Intercambio, Cobertura de Riesgos y Confianza (FICORCA), un órgano gubernamental, también conocido como Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios, que permitió reestructurar la deuda de muchas empresas mexicanas; y, desde 1987, subsecretario de Planeación y Control Presupuestal en la Secretaría de Programación y Presupuesto del Gobierno federal. 

HEREDERO DE SALINAS

En diciembre de 1988 el nuevo mandatario priista, Carlos Salinas de Gortari, también economista de formación, le nombró secretario, esto es, ministro, de Programación y Presupuesto en sustitución de quien hasta ahora había sido su superior, Pedro Aspe Armella. Como tal, Zedillo se encargó de ejecutar las directrices de austeridad en los gastos del Estado prescritas por el FMI y asumidas por Salinas como parte de su ambicioso programa de reformas liberales en la estructura de la economía, y también participó en el diseño de las políticas de desarrollo y del Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL), encaminado a paliar el coste de las reconversiones en el terreno social.

En enero de 1992 Salinas le puso al frente de la Secretaría de Educación Pública, donde emprendió una profunda reforma de la educación preescolar, primaria y secundaria que quedó plasmada en el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), presentado a la opinión pública en el mes de mayo. 

En noviembre de 1993 el designado candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, con quien compartía una visión democratizadora del sistema político, nombró a Zedillo coordinador general de su precampaña electoral. 

Colosio fue asesinado el 23 de marzo de 1994 durante un mitin en Tijuana y seis días después, con el país conmocionado por el magnicidio, el PRI se decantó por Zedillo como el nuevo postulante del oficialismo.

ZEDILLO COMO PRESIDENTE Y LA DEVALUACIÓN

En las elecciones del 21 de agosto de 1994, Zedillo, sin sorpresas, se hizo con la victoria por delante de Diego Fernández de Cevallos, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD, formado por escindidos del PRI).

Aunque el 50.2% de votos sacado ahora por Zedillo era el más bajo porcentaje registrado por un candidato priista en los 65 años de vida del partido, los comicios registraron una participación también excepcional, del 77.7%, casi 20 puntos más que en 1988.

El 1 de diciembre de 1994, inauguró su mandato sexenal y sólo 18 días después, es decir el 19 de diciembre a Zedillo le salió al paso una de las sorpresas más desagradables nunca encajadas por un presidente recién inaugurado en cualquier país del mundo, aunque los nubarrones que presagiaban la tormenta ya llevaban un tiempo desprendiendo chispas. 

Aquel día, advertido por BANXICO de que las reservas de dólares se estaban agotando a toda velocidad en el vano intento de sostener al sobrevalorado peso, objeto de agresiones en el mercado cambiario, aprobó una devaluación monetaria del 15% que sin embargo fue invalidada de inmediato por la dinámica del mercado libre. 

Lo que se reveló, en toda su crudeza, fue una gravísima crisis financiera provocada por el embarque masivo de capitales especulativos, iniciado tras el asesinato de Colosio y acelerado en las últimas semanas, que totalizó los 24 mil millones de dólares. El peso, puesto en flotación el día 22, cayó en barrena y hasta el final de año perdió el 60% de su valor, convulsionando los mercados internacionales -el popularmente conocido como efecto tequila- y situando al sistema financiero mexicano al borde de la quiebra.

FRACASO CON EL EJÉRCITO ZAPATISTA 

Otro momento que le tocó vivir y enfrentar como Presidente fue el estallido de la lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), con quien intentó negociar, pero en febrero de 1995, se le puso fin a la tregua vigente desde el 12 de enero de 1994, el presidente ordenó al Ejército cercar la selva Lacandona y capturar al líder de la revuelta, el carismático y enigmático Subcomandante Marcos, al que de paso intentó desacreditar revelando a la opinión pública su supuesta identidad (la de un antiguo profesor universitario llamado Rafael Sebastián Guillén Vicente), pero cinco días después mandó detener las operaciones.

El 21 de abril, representantes del Gobierno y la guerrilla reanudaron las conversaciones en el pueblo de San Andrés Larráinzar sobre la base de las demandas planteadas por la última, las cuales condujeron desde septiembre de ese año hasta febrero de 1996 a una serie de compromisos puntuales de aplicación incierta. 

Los denominados Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígenas, firmados el 16 de febrero de 1996, quedaron en papel mojado cuando la guerrilla acusó al Gobierno de hacer del texto una interpretación unilateral y no ajustada al espíritu que lo había impulsado.

ENTRADA DEL TLCAN

Zedillo alentó el buen entendimiento con Estados Unidos, país socio dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y que concentraba él solo las tres cuartas partes de todas las transacciones comerciales de México. En 1998 el 76% de las exportaciones y el 70% de las importaciones mexicanas tuvieron a Estados Unidos como destino y origen; su valor sumó los 187 mil millones de dólares, cifra que suponía un incremento del 120% con respecto a 1993, el año previo a la entrada en vigor del TLCAN. 

La tendencia siguió creciendo con rapidez hasta el final del sexenio zedillista, sobre todo en las exportaciones, consolidando a México, colocado ya por delante de Japón y China, como el segundo socio comercial de Estados Unidos después de Canadá. 

Los bajos costes salariales de México propiciaban fuertes inversiones empresariales de los socios del norte, fundamentalmente en el sector de las maquiladoras o empresas de ensamblaje de productos destinados a la exportación, pero los críticos de la integración comercial apuntaron los riesgos que entrañaría para la economía nacional una recesión en Estados Unidos.

Zedillo realizó en el vecino norteño su primer desplazamiento al exterior como presidente titular, el 10 de diciembre de 1994, con motivo de la I Cumbre de Las Américas que tenía lugar en Miami, y su homólogo estadounidense, Bill Clinton, devolvió la visita el 7 de mayo de 1997. 

En este encuentro los mandatarios firmaron un pacto de cooperación para la lucha contra el narcotráfico, compromiso sin precedentes que apaciguó sólo parcialmente las desconfianzas suscitadas en el Congreso de Estados Unidos sobre la capacidad del Estado mexicano para combatir esta industria delictiva, pese a las espectaculares detenciones de capos y su extradición a la justicia estadounidense. 

Para compensar la creciente dependencia económica de Estados Unidos, el Gobierno de Zedillo prosiguió con el hilvanado de una red de tratados de libre comercio (TLC) bilaterales. 

El Acuerdo de Complementación Económica suscrito con Chile en septiembre de 1991 dio paso el 17 de abril de 1998 a un TLC que entró en vigor el 1 de agosto de 1999; el 1 de enero de 1995 entraron en vigor los TLC adoptados con Costa Rica el 5 de abril de 1994 y con Bolivia el 10 de septiembre siguiente, y el 1 de julio de 1998 le tocó el turno al establecido con Nicaragua; mientras tanto, continuaron las negociaciones con Panamá, Perú, Ecuador y, ya en el plano multilateral, con Honduras, Guatemala y El Salvador. 

Con estos tres países, que forman el denominado Triángulo Norte Centroamericano, México adoptó el consiguiente TLC el 29 de junio de 2000, que para el país norteamericano no iba a entrar en vigor hasta el 14 de marzo de 2001.

Aprobado el 24 de noviembre de 1999 y tratándose de hecho del capítulo comercial del más ambicioso Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación -firmado el 8 de diciembre de 1997 y en vigor el 1 de octubre de 2000-, el documento de Lisboa pronosticaba siete años de trabajos hasta completar el desarme arancelario: éste comenzaba el 1 de julio de 2000 y debía culminar en 2003 por lo que respectaba a la UE y en 2007 en el caso de México.

De Ernesto Zedillo podríamos escribir libros y libros, pero nos queda recordar que al terminar su mandato, el PRI perdió por primera vez ante Vicente Fox y después de ello dejó de vivir en México