¡Insólito!
La muerte es un proceso complicado para los seres humanos: cuando fallece un ser querido, los preparativos del funeral son actos de solemnidad y tristeza pero pocas veces se convierten en sorpresa y júbilo.
Es lo que pasó con una familia en República Checa, pues una familia se movilizó para dar atención a una mujer octogenaria que no respondía a los estímulos ni presentaba actividad que supusiera que estaba viva.
Tras una revisión de emergencia, los servicios médicos forenses determinaron que la adulta mayor no contaba con signos vitales, por lo que declararon su deceso.
Tristes, sus familiares comenzaron con los preparativos para el ‘último adiós’; todo estaba listo en la recepción para albergar a los dolientes, pero algo extraordinario estaba a punto de suceder.
Y es que en un giro de 180 grados, la mujer abrió los ojos al interior de su ataúd y, al ver su actividad, los familiares la llevaron de inmediato a emergencias, para que fuese atendida.
Una vez en manos de doctores, se determinó que la mujer de más de 80 años solo presentaba molestias relacionadas con su edad, pero estaba viva.
El dictamen sorprendió, pues ya había sido determinada como muerta; autoridades locales iniciaron una investigación del caso y cesaron a lo encargados de declararla sin vida