Con la muerte del Papa Francisco ahora los ojos están puestos en el Vaticano y en uno de los protocolos más antiguos de la Iglesia católica: el cónclave, la asamblea de cardenales convocada para elegir a un nuevo papa que se realiza en total secrecía y aislamiento.
Mientras se especula quién podría tomar el lugar de Jorge Mario Bergoglio y a solo unas horas de que se lleve a cabo a cabo la elección del nuevo Sumo Pontífice, vale la pena recordar una historia digna de película: el de la elección papal más larga de la historia y en la que hubo intriga, conflicto y hasta fallecidos.
El escenario de este acontecimiento histórico fue la ciudad de Viterbo, al norte de Roma, durante el siglo XIII, donde tuvo lugar la proclamación de Gregorio X tras casi tres años de discusiones. Fue gracias a este proceso que se introdujo por primera vez el término “cónclave” y se fijaron las reglas básicas que hoy la rigen.

¿A QUIÉN ELIGIERON EN ESTA CÓNCLAVE MÁS LARGA?
El 29 de noviembre de 1268 murió el Papa Clemente IV en la ciudad de Viterbo, una localidad que entonces formaba parte de lo que eran los Estados Pontificios, que abarcaban más allá del actual Vaticano, según detalla la Enciclopedia Britannica.
Siguiendo la tradición, los cardenales electores se desplazaron al lugar donde había muerto el papa para elegir a su sucesor, pero estos estaban divididos en dos bandos que reflejaban las tensiones políticas de ese momento.
Por un lado, estaba un grupo de cardenales italianos alineados con los intereses del Imperio conocidos como gibelinos, y por el otro estaban los cardenales franceses llamados güelfos, quienes se oponían a que el enorme poder político, económico y religioso de la Iglesia quedara bajo control del Sacro Imperio.
Esta rivalidad ocasionó que pasaran los meses sin que los religiosos pudieran ponerse de acuerdo para nombrar un sucesor, ya que ningún candidato lograba la mayoría calificada requerida (14 votos favorables), lo que hizo que el cónclave se prolongara más de lo esperado.
EL CÓNCLAVE EN EL QUE MURIERON 3 CARDENALES
De acuerdo con el Archivo Apostólico, el hartazgo del pueblo y las disputas internas de la Iglesia impulsaron una serie de medidas drásticas para acelerar la resolución. Se redujeron las raciones de comida para y agua para los cardenales y se decidió encerrarlos hasta que llegaran a un acuerdo.
La idea era evitar que los miembros de la Iglesia salieran en busca de “comida, bebida o distracciones”, e incluso se mandó quitar partes del techo del Palacio Papal en los dormitorios y en la sala donde deliberaban.
Como consecuencia, al término del verano de 1270, tres cardenales murieron debido a las “condiciones precarias”: las lluvias otoñales, el frío invierno, el racionamiento y la vejez.