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Los nuevos aranceles de Trump: ‘bomba nuclear’ o impacto marginal

Si el arancel es universal, sería equivalente a una auténtica ‘bomba nuclear’, dado que implicaría pasar del 0 al 30 por ciento en el 87 por ciento de los productos exportados.

¿Qué consecuencias puede haber con la imposición de un 30 por ciento de arancel a los productos mexicanos que se exportan a Estados Unidos?

Estamos aún lejos de poder realizar un análisis completo, ya que la información aportada por la carta de Trump a la presidenta Sheinbaum no proporciona suficientes elementos.

Será muy diferente si se trata de un arancel para los productos que no cumplan con las reglas de origen marcadas por el TMEC o si es un arancel universal para todos los productos que México exporta.


Según la Secretaría de Economía, el 87 por ciento de las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos se realizan bajo el TMEC. Si estas continúan exentas, el impacto afectaría únicamente al 13 por ciento restante. Cabe señalar que estos productos ya tienen un arancel del 25 por ciento desde marzo, cuando se establecieron aranceles punitivos para México y Canadá. Por lo tanto, si solo se incrementa del 25 al 30 por ciento en esa porción, el impacto sería relativamente menor.

Sin embargo, si el arancel es universal, sería equivalente a una auténtica ‘bomba nuclear’, dado que implicaría pasar del 0 al 30 por ciento en el 87 por ciento de los productos exportados.

Es conocido que Trump no suele preocuparse por detalles, los cuales delega a su equipo. En este caso, lo ideal sería mantener exentas las exportaciones bajo las reglas del TMEC.

Un aumento generalizado del 30 por ciento en los costos de importación desde México significaría un gran golpe tanto para México como para Estados Unidos, debido a las complejas cadenas de suministro establecidas durante años. Sería extremadamente complicado desmantelar estas cadenas para obtener proveedores exclusivamente estadounidenses. Esto implicaría que en muchas áreas manufactureras se seguiría comprando a México, aunque con un costo mayor debido al nuevo arancel.

Los importadores estadounidenses probablemente intentarían negociar precios más bajos con proveedores mexicanos para mitigar el impacto del arancel, lo que podría resultar en pérdidas para empresas ubicadas en México, muchas de ellas estadounidenses.

Otra posibilidad es que los importadores de Estados Unidos repercutan este costo adicional en los precios, lo que provocaría un aumento inflacionario y una reducción en la demanda. Esto afectaría negativamente el volumen comercial entre ambos países, lo que también impactaría en la actividad económica.

En cualquiera de estos escenarios, México sufriría un serio impacto en su crecimiento económico. Estados Unidos tampoco estaría exento, ya que aplicaría aranceles no solo a productos mexicanos, sino a casi la totalidad de sus importaciones, aumentando aún más los efectos negativos sobre los precios.

No es casualidad que la Reserva Federal aún no haya decidido bajar las tasas, pese a la menor inflación, pues quieren evaluar primero el impacto global de estos aranceles.

Resulta difícil imaginar que la administración Trump decida infligirse un daño económico tan severo como el derivado de estos aranceles. Sin embargo, la racionalidad económica no parece ser el criterio dominante en estas decisiones.

La tarea para los negociadores mexicanos en las próximas semanas será movilizar actores económicos y políticos que influyan en Trump y su equipo, permitiéndole obtener una victoria política al anunciar un arancel del 30 por ciento sobre México, pero con un impacto efectivo reducido.

Un alza de 5 puntos sobre el 13 por ciento de las importaciones equivaldría a solo un 0.65 por ciento adicional en el promedio arancelario hacia México, un efecto marginal sobre el comercio bilateral.

Además, México debería avanzar internamente en acciones contundentes contra grupos criminales, brindando resultados efectivos y visibles.

Trump busca resultados con impacto mediático y político, que pueda presentar como éxito ante su base electoral, afirmando que México ya no protege a políticos vinculados o negligentes frente al tráfico de fentanilo.

Es deseable que observemos movimientos relevantes en este sentido antes de que concluya el mes.

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