La más reciente encuesta de EL FINANCIERO, publicada el lunes 1 y realizada en el mes de agosto, arrojó una aprobación al trabajo de la presidenta Claudia Sheinbaum de 74 por ciento.
La serie de encuestas de EF indica que los niveles de aprobación a la presidenta Sheinbaum han pasado por tres etapas en estos primeros 11 meses de gobierno:
1) Un inicio con aprobación respetable, pero por debajo de los niveles de su antecesor, entre octubre y diciembre de 2024. En esos meses, la aprobación a Sheinbaum promedió casi ocho puntos menos que la de AMLO en su momento, variando entre 5 y 13 puntos menos.
2) Un periodo de luna de miel durante los meses de enero a abril, en el cual la aprobación a Sheinbaum no solamente superó 80 por ciento en cada mes, sino que rebasó el apoyo popular a AMLO entre 3 y 16 puntos, promediando 12 puntos más de lo que el tabasqueño obtuvo en sus respectivos meses de gobierno.
3) Un periodo que podríamos denominar “post luna de miel”, de mayo a agosto, en el cual los niveles de aprobación se han mantenido entre 77 y 74 por ciento, mostrando un ajuste a la baja pero permaneciendo como un apoyo muy sólido. En esos meses, el apoyo a la presidenta se ha mantenido 8 puntos por arriba del que tuvo AMLO, en promedio.

Si desagregamos los niveles de aprobación por partidismo, las encuestas revelan dinámicas con ciertas similitudes y con algunas diferencias respecto del sexenio anterior.
La mayor similitud es que la base de la aprobación de AMLO y Sheinbaum han sido los simpatizantes del partido gobernante, quienes en los primeros 11 meses han expresado una aprobación mayor a 90 por ciento. El partidismo es, en buena medida, el principal pilar de la aprobación presidencial. Y hoy hay más morenistas que al inicio de AMLO. Hay una base más grande.
Entre las diferencias, las encuestas arrojan lo siguiente:
El arranque de luna de miel de AMLO tuvo un apoyo mayoritario entre opositores, un rasgo que, precisamente, caracteriza a una luna de miel con la opinión pública; pero ese apoyo opositor se desvaneció luego del primer trimestre de gobierno.
En contraste, el apoyo a la presidenta en su inicio no contó con apoyo opositor mayoritario; éste vino después, dándole una luna de miel más tardía. Lo más interesante, y contrastante, es que el apoyo opositor a la presidenta no ha dejado aún de ser mayoritario, se mantiene, lo cual sugiere que la gestión de Sheinbaum ha sido menos polarizante que la de AMLO.
Y la polarización de AMLO no solamente se vio reflejada entre opositores y morenistas, sino también con una tendencia a la baja en el apoyo de las y los apartidistas, tendencia que se agudizó en los meses posteriores al onceavo, los cuales aún no se han observado en el caso de Sheinbaum.
La popularidad presidencial en México en el último sexenio y en lo que va de éste muestran un componente partidario muy fuerte. En el caso de AMLO, ese rasgo dejó ver con claridad un proceso de polarización política que se tradujo en niveles altamente diferenciados de aprobación entre los segmentos pro y anti Morena.
En estos primeros 11 meses, la popularidad de Sheinbaum luce menos sensible a esa polarización, toda vez que las y los opositores parecen haber cerrado filas con la presidenta más que haberse alejado de ella, por lo menos hasta ahora.
Veremos si las cosas continúan así o no. Por lo pronto, en los siguientes cuatro meses de AMLO, del mes 12 al 15, fue cuando la creciente polarización comenzó a notarse más nítidamente.