Así va la telenovela protagonizada por Trump, el FBI y Rusia

Donald Trump está en el ojo del huracán por sus presuntos nexos con funcionarios rusos.
Donald Trump está en el ojo del huracán por sus presuntos nexos con funcionarios rusos.
El DramaDonald Trump está en el ojo del huracán por sus presuntos nexos con funcionarios rusos.
Especial
Nación321
2017-05-17 |16:56 Hrs.Actualización19:32 Hrs.
CREEMOS QUE IMPORTA POR...

Porque la relación entre estos dos países siempre ha sido complicada

Donald Trump vive momentos dramáticos con Rusia durante su cuarto mes de gobierno. El nuevo capítulo de la crisis estalló la semana pasada, cuando Trump despidió al director del FBI, James Comey, y al día siguiente se reunió en el Salón Oval con el canciller ruso, Sergei Lavrov.

El caso ha llegado al punto de que, este miércoles, el Departamento de Justicia ya nombró a un investigador especial autónomo para el caso.

¿Pero cómo se ha desarrollado esta telenovela que tiene al presidente de Estados Unidos en la mira de la comunidad internacional? Acá te contamos.

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EL INICIO

Todo comenzó el 28 de julio de 2016, cuando en plena campaña electoral, Donald Trump, pidió al servicio de inteligencia Rusa "piratear" los correos electrónicos de su entonces rival Hillary Clinton, quien ya tenía problemas por hacer uso indebido de un servidor privado durante su etapa como secretaria de Estado.

"Rusia, si estás escuchando, espero que podáis encontrar los 30.000 correos electrónicos que están desaparecidos", esta simple declaración fue la sentencia para el magnate republicano, pues desde ese momento los ojos estuvieron puestos en él y comenzaron los rumores de su fuertes vínculos con los rusos.

Para rematar, el entonces presidente demócrata, Barack Obama, aseguró que un experto le dijo que Rusia podría estar involucrado en el caso de los mails de Clinton y dejó ver que quizá el país comandado por Vladimir Putin tenía especial interés en que Trump fuera el próximo presidente de Estados Unidos.

La campaña de Trump siguió su curso y aunque la Casa Blanca Intentaba probar los vínculos entre el republicano y Rusia, fue hasta después de las elecciones cuando un informe elaborado por seis agencias de inteligencia de Estados Unidos revelaron que Putin metió las manos en las elecciones del 4 de noviembre.

EL ENTRAMADO

El informe describe la estructura de los ciberataques que violaron las redes del Comité Nacional del Partido Demócrata (DNC), en donde estaba información de la campaña de Hillary Clinton.

Según los servicios de inteligencia de Estados Unidos, los hackers contratados por el gobierno ruso enviaron un correo electrónico a más de 1000 personas que tienen acceso a la red informática demócrata y en el que les pedían que cambiasen su contraseña.

Al hacer el cambio, de inmediato los documentos que estaban en las cuentas demócratas eran filtrados a un dominio creado por el Servicio Secreto Ruso. Fue en ese dominio donde se filtraron los correos del jefe de campaña de Clinton, John Podesta.

Después, los servicios de inteligencia rusos enviaron el material a WikiLeaks para que se viralizara. Además, también crearon noticias falsas en torno al círculo cercano de la entonces candidata demócrata.

LA INVESTIGACIÓN

El 20 de marzo de 2017, dos meses después de la investidura de Trump, el entonces director del Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) James Comey, anunció que se abriría una investigación para corroborar si realmente el gobierno ruso intercedió en las elecciones de 2016 para favorecer a Trump.

“El FBI está investigando el origen de cualquier vínculo entre individuos asociados a la campaña de Trump y el gobierno ruso, y si hubo cualquier tipo de coordinación entre la campaña y la intromisión de Rusia”, dijo Comey.

Sin embargo, hasta ahora, aunque se ha demostrado que Rusia intentó sembrar caos y confusión en las elecciones estadounidenses, no hay pruebas de que intentaban beneficiar a un candidato en particular.

Como consecuencia de sus investigaciones sobre la relación entre Rusia y el comité de campaña, el FBI tenía la mira puesta en el general Michael Flynn, entonces asesor de Trump sobre Seguridad Nacional.

Esto provocó, según reportes de la prensa estadounidense, que Trump solicitara a Comey abandonar la investigación en torno a su exasesor. La Casa Blanca reaccionó inmediatamente afirmando en un comunicado que "el presidente jamás le pidió a Comey ni a otra persona que cerrara una investigación, incluida la que pesaba sobre Flynn".

Días después, Comey fue despedido del FBI.

EL CLIMAX

El despido de Comey provocó reacciones en la comunidad internacional, sobre todo porque a la hora de querer justificar la decisión de Trump, la Casa Blanca se enredó en versiones contradictorias y lo único que dejaron claro es que el exdirector del FBI perdió la confianza del presidente.

Tras el despido, Trump publicó en su cuenta de Twitter que más le valía a Comey no hacer públicas las conversaciones que tuvieron antes de su despido .

Y eso no fue todo, Trump se reunió con el canciller ruso Sergei Lavrov y y fue cuando la bomba estalló, pues la prensa difundió que durante esa conversación, el mandatario estadounidense "compartió" información ultra secreta con el funcionario del Krelmin.

Entre las confesiones que Trump le hizo a Lavrov está que el grupo radical ISIS planeaba ataques a Estados Unidos usando computadoras portátiles en vuelos, una información que aparentemente Washington recibió de Israel con la condición de no traspasarla a nadie, reveló The Whashinton Post.

Para no perder la costumbre, el republicano contestó a las acusaciones vía Twitter y aseguró que estaba en su derecho de compartir información con el objetivo de acabar con el terrorismo.

Aunque parezca sorprendente, alguien en el medio internacional salió en defensa de Trump y no fue Putín, sino la primera ministra británica Theresa May.

"Las decisiones sobre el tema de discusión del presidente Trump con la gente que recibe en la Casa Blanca conciernen al presidente Trump.

Nosotros continuamos trabajando con Estados Unidos y continuamos compartiendo informaciones con Estados Unidos, como lo hacemos con otros en el mundo", aseguró.

Estas revelaciones de inmediato hicieron eco en el Congreso estadounidense, al grado de que Chuck Schumer, jefe de la oposición demócrata en el Senado, pidió que la transcripción del encuentro entre Trump, Lavrov  fuera entregada a las comisiones de inteligencia del Congreso. 

PUTIN A ESCENA

Tras meses de estar en el ojo del huracán, Vladimir Putin se animó a hablar del escándalo y aseguró, en tono irónico, que amonestaría a su canciller por no entregarle las misterios conversaciones. Además, ofreció al gobierno estadounidense la grabación entre Lavrov y Trump.

"si la administración estadounidense lo autoriza, estamos dispuestos a proveer la grabación de la conversación entre Lavrov y Trump al Congreso y al Senado estadounidenses", dijo.

Sin embargo, el asesor del Kremlin, Yuri Ushakov, citado por las agencias rusas, precisó que no se trataba de una "grabación de audio", sino de una transcripción "hecha por una persona especial que está presente en las entrevistas" de este tipo.

Para Putin, este escándalo resalta el clima "creciente de esquizofrenia política" en Estados Unidos.

"¿Qué van a inventar ahora esas personas que ventilan tonterías? Si no entienden que perjudican a su propio país, son simplemente estúpidos. Si entienden todo, son peligrosos y deshonestos", afirmó durante una conferencia de prensa.

EL PAPEL DEL CONGRESO

El Congreso de Estados Unidos está bajo intensa presión debido a todas las acusaciones en torno a Donald Trump y su alianza con Rusia. 

El presidente republicano de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo que el Congreso no debe "concentrarse en especulaciones (...) y aquí hay claramente política en juego. Nuestro papel es concentrarnos en los hechos".

Sin embargo, una comisión del Senado que investiga una presunta interferencia rusa en las elecciones de Estados Unidos solicitó la comparecencia de James Comey para que testifique en un audiencia pública.

UN NUEVO PROTAGONISTA

Este miércoles, el Departamento de Justicia designó a un exdirector del FBI, Robert Mueller, como investigador especial para indagar una posible coordinación entre la campaña de Donald Trump y Rusia, con el fin deinfluir en la elección presidencial de 2016.

Mueller, que encabezó al FBI durante los atentados terroristas de 2001, tendrá amplios poderes para investigar si miembros de la campaña de Trump se coludieron con el Kremlin, así como la autoridad para procesar judicialmente cualquier delito que sea descubierto en la investigación. 

¿UN FINAL... FELIZ?

El presidente Donald Trump expresó este miércoles su deseo de que la investigación sobre una eventual colusión entre su equipo y Rusia sea concluida "rápidamente", tras la designación del investigador especial para el caso, por parte del Departamento de Justicia.

"Como lo he dicho en numerosas oportunidades, una investigación exhaustiva confirmará lo que ya sabemos: no hay ninguna colusión entre mi equipo de campaña y una entidad extranjera", señaló el mandatario en un comunicado.

Acompáñanos a ver cómo termina esta historia y descubrir para quién será un final feliz.

Con información de AP y AFP