En el marco de la celebración de la misa de Gallo por Navidad, el Papa León XIV lanzó una de las reflexiones más contundentes de su incipiente pontificado al alertar que los modelos económicos actuales pueden llevar a despojar al ser humano de su dignidad, al tratarlo como un objeto.
Durante la homilía celebrada en la basílica de San Pedro, ante unos 6 mil fieles, el pontífice estadounidense subrayó que el mensaje central del nacimiento de Jesús contrasta con las lógicas de dominación y deshumanización presentes en el mundo contemporáneo.
“Cuando una economía distorsionada lleva a tratar los hombres como mercancías, Dios se hace semejante a nosotros, revelando la dignidad infinita de cualquier persona”, afirmó.
León XIV profundizó en esta idea al señalar que el nacimiento de Cristo representa una respuesta directa frente a sistemas que priorizan el poder y el control sobre la persona. “Mientras una economía distorsionada induce a tratar a los hombres como mercancía, Dios se hace semejante a nosotros, revelando la dignidad infinita de cada persona. Mientras el hombre quiere convertirse en Dios para dominar al prójimo, Dios quiere convertirse en hombre para liberarnos de toda esclavitud”, expresó.
En su mensaje, el Papa retomó una reflexión de Benedicto XVI para advertir que la negación de la dignidad humana también implica la exclusión de los más vulnerables. “Mientras la noche del error oscurezca esta verdad providencial, tampoco queda espacio para los otros, para los niños, los pobres, los extranjeros”.
Y añadió: “Las palabras del papa Benedicto XVI, tan actuales, nos recuerdan que en la tierra no hay espacio para Dios si no hay espacio para el hombre: no acoger a uno significa rechazar al otro. En cambio, donde hay lugar para el hombre, hay lugar para Dios”.
La misa de Gallo marcó la primera Navidad del pontífice tras su elección el pasado 8 de mayo y presentó algunos cambios respecto al pontificado anterior, como el horario de inicio, fijado a las 22:00 horas. Al finalizar la ceremonia, León XIV protagonizó uno de los momentos más simbólicos al llevar la imagen del niño Jesús desde el altar hasta el pesebre, acompañado por diez niños de distintos países, entre ellos Corea del Sur, India, Mozambique, Paraguay, Polonia y Ucrania.
El Papa concluyó su mensaje destacando el sentido profundo de la celebración navideña: “Proclamamos la felicidad de Navidad, que es la fiesta de la fe, la caridad y la esperanza” y “La Navidad, que es fiesta de la fe, de la caridad y de la esperanza”.
Este mensaje se dio en un contexto especial para la Iglesia católica, ya que la Navidad de 2025 coincide con el cierre del Jubileo, el ‘Año Santo’, que a lo largo del año atrajo a millones de peregrinos a Roma.
