El presidente de Colombia, Gustavo Petro, declaró públicamente que su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, estaría buscando influir directamente en los comicios colombianos previstos para marzo y mayo de 2026.
En un mensaje publicado en su cuenta de X, el mandatario colombiano señaló que “la magnitud del insulto de Trump a Colombia y a mí mismo ya no tiene el objetivo de alcanzar una estrategia eficaz antinarcotraficantes, sino afectar las elecciones de Colombia el año entrante, buscando de nuevo el triunfo de la extrema derecha, esa sí fuerte y probadamente ligada al narcotráfico, pero obediente en obedecer invasiones”.
La acusación se da en medio de una crisis diplomática entre los dos países generada por operaciones militares estadounidenses contra supuestas “narcolanchas” en aguas del Caribe y el Pacífico, así como por el anuncio del gobierno de Trump de suspender los pagos y subsidios a Colombia.
El calendario electoral colombiano indica que las elecciones legislativas se realizarán el 8 de marzo de 2026 y la primera vuelta presidencial el 31 de mayo de ese año (con una segunda vuelta el 21 de junio si es necesaria).
El gobierno de Colombia instó a su contraparte estadounidense a “cesar” los ataques a embarcaciones en aguas internacionales que, según Washington, están involucradas en el narcotráfico, y a privilegiar el diálogo diplomático en lugar de lo que Bogotá considera intervenciones en asuntos internos.
En respuesta a las tensiones, Trump había calificado a Petro como un “matón y un mal tipo” que “fabrica muchas drogas”, acusaciones que Petro rechazó y calificó como “calumnias”.
La declaración de Petro pone al descubierto un nuevo frente de tensión en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos que va más allá del narcotráfico: según él, la democracia colombiana se habría vuelto un terreno de disputa geopolítica y electoral.




