Un tribunal federal determinó este martes 9 de septiembre que la gobernadora de la Reserva Federal, Lisa Cook, puede permanecer en su cargo mientras lucha contra los esfuerzos del presidente Donald Trump por despedirla.
El fallo, que casi con certeza será apelado, es un golpe a los esfuerzos de la Casa Blanca por ejercer más control sobre la Fed, un órgano tradicionalmente independiente que está encargado de fijar las tasas de interés a corto plazo para alcanzar los objetivos que establece el Congreso de estabilizar los precios y maximizar los empleos. El Congreso también ha buscado proteger a la Fed de la política diaria.
Trump anunció su decisión de despedir a Cook el 25 de agosto debido a las acusaciones que planteó una persona designada por el mandatario, quien aseguró que Cook cometió fraude hipotecario relacionado con dos propiedades que compró en 2021, antes de unirse a la Fed.
Cook está acusada de haber declarado dos propiedades como “residencias principales”, lo que podría haber resultado en pagos iniciales y tasas hipotecarias más bajas que si cualquiera de ellas hubiera sido designada como segunda vivienda o propiedad de inversión.
Los abogados de Cook argumentaron que despedirla era ilegal porque los presidentes únicamente pueden destituir a los gobernadores de la Fed “por causa”, lo que típicamente ha significado ineficiencia, negligencia o malversación mientras se desempeñan en el cargo.
También aseguraron que su cliente tenía derecho a una audiencia y a la oportunidad de responder a los cargos antes de ser despedida, pero no se le proporcionó ninguna de las dos cosas. Su demanda rechazó los cargos, pero no proporcionó más detalles.
El caso podría convertirse en un punto de inflexión para la Reserva Federal, que tiene 112 años de antigüedad.
Los economistas prefieren bancos centrales independientes porque les resulta más fácil tomar decisiones impopulares — como aumentar las tasas de interés para combatir la inflación— que a los funcionarios electos.