La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha encendido las alertas sanitarias ante la aparición de una nueva variante del coronavirus: NB.1.8.1. Si bien no supone un riesgo elevado para la población, su propagación en varias regiones y la presencia de síntomas gastrointestinales poco comunes han captado la atención de la comunidad médica.
Clasificada desde el pasado 23 de mayo como “variante bajo vigilancia”, la NB.1.8.1 es un sublinaje de Ómicron que evolucionó a partir de la cepa XDV.1.5.1.
La primera muestra de esta variante fue detectada en enero de 2025, y desde entonces ha sido identificada en 25 países, según datos de la plataforma científica GISAID. A la fecha, representa aproximadamente el 24% de los casos recientes de Covid-19 en el mundo.
El Grupo Asesor Técnico sobre la Evolución de los Virus de la OMS subraya que esta cepa “podría propagarse con mayor facilidad y eludir parcialmente la inmunidad derivada de infecciones previas o de la vacunación”.
De hecho, entre abril y mayo, la presencia global de la variante aumentó del 2.5% al 10.7%, con mayores concentraciones de contagios en las regiones del Pacífico Occidental, América y Europa.
SÍNTOMAS QUE PODRÍA CONFUNDIR
Al igual que otras variantes del SARS-CoV-2, la NB.1.8.1 produce síntomas conocidos como dolor de garganta, tos, fiebre, fatiga y pérdida del gusto u olfato. Sin embargo, médicos y expertos han advertido que esta versión del virus destaca por provocar con más frecuencia “diarrea, náuseas y estreñimiento”, lo que podría llevar a confundir el cuadro clínico con infecciones digestivas comunes, dificultando la detección temprana.
“El virus no parece ser más transmisible ni más grave”, señala Susana Monge, responsable del sistema de vigilancia de infecciones respiratorias agudas en España. “Tampoco hace un escape inmunitario significativo a las vacunas. Por eso, la OMS la ha calificado como una variante de bajo riesgo”, explica.
Por su parte, el informe de la OMS resalta que las mutaciones observadas en la proteína spike —clave para la entrada del virus en las células— no han derivado en un aumento de hospitalizaciones ni de fallecimientos relacionados con la NB.1.8.1.
VACUNAS Y VIGILANCIA EN EL RADAR
Aunque persisten dudas sobre la evolución del virus, los estudios actuales indican que las vacunas siguen proporcionando protección eficaz contra la enfermedad sintomática y las formas graves de Covid-19. De hecho, las mutaciones de NB.1.8.1 no comprometen la acción de antivirales como nirmatrelvir ni el efecto de las vacunas actuales.
Monge agrega que esta subvariante contiene diferencias genéticas frente a otras variantes recientes como la JN.1 —base de la campaña de vacunación de 2024— o la LP.8.1, utilizada en Europa en otoño de 2025.
Ante este escenario, la OMS recomienda no relajar las medidas preventivas ni la vigilancia epidemiológica, especialmente entre los grupos más vulnerables. Sin embargo, advierte que el monitoreo global ha disminuido.
Desde julio de 2023, apenas el 25% de los países reporta de forma sistemática las muertes vinculadas a Covid-19, y solo el 11% informa sobre hospitalizaciones o ingresos en unidades de cuidados intensivos, lo cual dificulta la respuesta ante nuevas amenazas virales.
Con la NB.1.8.1 aún en fase de observación, la OMS insiste en que “la Covid-19 sigue siendo una enfermedad reciente” y que se requiere un enfoque preventivo y sostenido para enfrentar tanto la evolución actual del virus como futuras pandemias.