Encuentran más de 100 estrellas de mar en el Templo Mayor

La estrella descubierta se conoce como "galleta de chispas de chocolate"
La estrella descubierta se conoce como "galleta de chispas de chocolate"
Histórico.La estrella descubierta se conoce como "galleta de chispas de chocolate"
Especial INAH
Nación321
2022-03-18 |10:24 Hrs.Actualización10:20 Hrs.

Arqueólogos mexicanos han realizado un nuevo hallazgo en el Templo Mayor de la Ciudad de México: 164 estrellas de mar en la Ofrenda 178, que se estima data del año 1500, época de transición entre los reinados de Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin.

El descubrimiento fue dado a conocer este 14 de marzo y se ha catalogado como el que tiene la mayor cantidad de estrellas de mar de todas las descubiertas en el antiguo Recinto Sagrado de Tenochtitlan; también representa un caso único de conservación de uno de estos equinodermos que, de manera similar a un fósil, preserva su forma casi intacta, pese el paso del tiempo.

Fue descubierta en el edificio circular conocido como Cuauhxicalco, a finales de 2021, por el arqueólogo Miguel Báez Pérez y el especialista Tomás Cruz Ruiz, el más experimentado trabajador del PTM, la estrella de mar, de la especie Nidorellia armata, es conocida coloquialmente como “chispas de chocolate” por el parecido que tiene con una galleta con chispas de chocolate.

En la ofrenda también se encontraron restos de una hembra jaguar. Los expertos creen que la razón por la que fue enterrada con las estrellas, es el parecido de éstas a la piel del felino.

 De acuerdo con los expertos fue quizá una de las primeras estrellas que los sacerdotes mexicas colocaron en la ofrenda, por lo que al recibir el peso del jaguar y de todos los elementos se hundió en lo que se cree es una capa de fibra debajo de ella, preservando la marca de su estructura interna y sus 22 centímetros de largo entre sus puntas. Esta situación es inusual, dado que los restos de las otras 163 estrellas están dispersos, debido a la pérdida natural de su materia orgánica.

 

“Esta ofrenda es una de las más grandes que hemos encontrado en el Templo Mayor, por lo que, hasta no explorar los 30 o 40 centímetros de profundidad que creemos nos faltan, es difícil saber su significado”, explica el arqueólogo Miguel Báez Pérez.

Durante el gobierno de Ahuízotl, los mexicas establecieron rutas de comercio, a la par de su expansión militar en diversas partes de Mesoamérica, de ahí la presencia en Tenochtitlan de corales traídos del Golfo de México, estrellas de mar provenientes del océano Pacífico, y un jaguar hembra que pudo haber sido traído desde regiones lejanas como el Soconusco, territorio localizado entre lo que hoy es Chiapas y Guatemala.

 La ofrenda guarda relación con la guerra, no solo por el atlatl que portaba el jaguar en una garra, sino por la ubicación en el Cuauhxicalco, edificación alineada con el costado sur del Templo Mayor, consagrado a Huitzilopochtli, dios de la guerra.

¿CÓMO VAN A RECUPERAR LAS ESTRELLAS?

Cada minúsculo fragmento de las estrellas de mar es limpiado y almacenado en pequeños godetes plásticos para luego, al igual que los otros materiales arqueológicos, llevarlos a laboratorio y recibir tratamientos iniciales de conservación.

La responsable de Conservación del PTM, Adriana Sanromán Peyron, explica que los elementos colocados hace medio milenio por los mexicas en las ofrendas se lograron preservar gracias a que alcanzaron un equilibrio en la caja donde los depositaron, la cual se volvió un sistema cerrado y equilibrado hasta que, al momento de descubrirla, los elementos comenzaron a interactuar con el ambiente, requiriendo de un nuevo equilibrio”.

 Las limpieza y secado de los corales, estrellas de mar, huesos de animales y restos de insectos que se han encontrado en la ofrenda, así como de los sedimentos de tierra que los acompañaban, “se hacen para controlar, en la medida de los posible, el medioambiente y hacer que ese proceso de equilibrio sea paulatino y poco drástico”.

Para los expertos, este hallazgo es de vital importancia porque en la actualidad los equinodermos han reducido su tamaño, tanto por la explotación humana como por el calentamiento global; mientras que en la antigua capital tenochca se han encontrado estrellas que alcanzaron hasta los 60 centímetros de largo entre punta y punta.

 La estrella de mar continúa in situ y en las próximas semanas se analizará la forma más conveniente de retirarla en bloque, es decir, conservando el sedimento sobre el cual se encontró, para así mantener su forma y facilitar su estudio científico en laboratorio.