Quedaron en segundo lugar, pero así sería México si hubieran sido presidentes

Los excandidatos presidenciales Francisco Labastida, Cuauhtémoc Cárdenas y Diego Fernández de Cevallos
Los excandidatos presidenciales Francisco Labastida, Cuauhtémoc Cárdenas y Diego Fernández de Cevallos
Los que no fueron.Los excandidatos presidenciales Francisco Labastida, Cuauhtémoc Cárdenas y Diego Fernández de Cevallos
Especial
Nación321
2017-08-16 |06:13 Hrs.Actualización06:13 Hrs.
CREEMOS QUE IMPORTA POR...

Porque la historia de México sería muy diferente si el PRI hubiera perdido Los Pinos desde 1988

México no fue gobernado por otro partido que no fuera el PRI hasta el 2000, cuando el panista Vicente Fox Quesada ganó la presidencia en una votación histórica.

Pero desde 1988 la oposición estuvo cerca de vencer al PRI en las elecciones presidenciales. De hecho, especialistas y personajes involucrados en la elección del 88 aseguran que hubo un fraude electoral.


En Nación321 hicimos un ejercicio para saber cómo sería México si el PRI hubiera perdido el poder en 1988 y en 1994, y por el contrario, hubiese ganado en el 2000. 

Tomamos en cuenta las plataformas electorales y los discursos de los candidatos que quedaron en segundo lugar en esas elecciones para saber qué planes tenían para el país.

Si te estás preguntando dónde dejamos a Andrés Manuel López Obrador (segundo lugar en las elecciones de 2006 y 2012), aquí te dejamos la respuesta.

CÁRDENAS

Es julio de 1988 y el PRI perdió las elecciones presidenciales. Su candidato, Carlos Salinas de Gortari, cayó ante el expriista y abanderado del Frente Democrático Nacional (FDN), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Cárdenas hace historia no solo por vencer al PRI, sino también por ser el primer hijo de un expresidente en llegar a Los Pinos (su padre, Lázaro Cárdenas del Río, gobernó México de 1934 a 1940).

Luego de tomar protesta el 1 de diciembre de 1988, el presidente de México impulsaría un programa nacionalista que reivindica la soberanía del país y del Estado y propone invertir en la política económica para impulsar a las industrias mexicanas. 

Cuauhtémoc Cárdenas levantaría críticas al anunciar que suspendería el pago de la deuda hasta no negociar con los acreedores, condiciones más favorables que permitieran el crecimiento, la generación de empleos y la recuperación del salario.

Con los recursos que se ahorra el gobierno por no pagar la deuda, se creará un programa de reconstrucción económica con énfasis en el desarrollo social y la modernización de la economía.

El presidente mexicano iniciará una lucha para acabar con el presidencialismo, poder con el que el PRI sometía al Legislativo y Judicial. Para ello, Cárdenas Solórzano amplía el número de diputaciones y senadurías plurinominales.

Los ciudadanos del entonces Distrito Federal vivirán en el nuevo estado de Anáhuac y votaran directamente a sus gobernantes.(Recuerda que en aquella época no existía la figura del jefe de Gobierno y quien administraba los asuntos de la ciudad era un regente impuesto por el presidente)

La defensa del medio ambiente, la "dignificación" del magisterio, el impulso a la ciencia y la tecnología y un replanteamiento de las relaciones exteriores, en particular con los Estados Unidos, son parte del programa de gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas.

Con la presidencia del hijo de Lázaro Cárdenas también desaparecerían dos hechos trascendentes en la vida política de México: el surgimiento del PRD (no habría necesidad de fundarlo, ya que nació como una respuesta a la derrota electoral de la izquierda en 1988) y el pacto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), proyecto emblema del gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

EL JEFE DIEGO

La izquierda en México no convenció y de nueva cuenta el país vive la alternancia política. Ahora es el panista Diego Fernández de Cevallos quien gana las elecciones de 1994, tras vencer al priista Ernesto Zedillo Ponce de León y al resto de los candidatos opositores.

Fernández de Cevallos venció a sus contrincantes porque el panismo representó para los mexicanos un "cambio democrático" que incluía combatir eficazmente la corrupción, dar educación, información y cultura a la mayoría de la población, así como superar la marginación y desesperanza de los campesinos y migrantes. Al menos eso fue lo que prometió durante su campaña.

En su toma de protesta, el 1 de diciembre de 1994, el abogado promete acabar con el sistema político mexicano "centralista, autoritario y antidemocrático que no da para más, para lograr un México sin mentiras".

Fernández de Cevallos cree en descentralizar la política, por lo que los programas oficiales y sus recursos estarán bajo el mando de los estados y municipios.

Además, promoverá una división de poderes real y una vida municipal "libre y próspera", que logre un federalismo auténtico, a través de una reforma federal que propone la descentralización política, administrativa y económica.

Respecto al sistema económico, el presidente Diego impulsaría una economía social de mercado que destacaría la dignidad del trabajo frente al capital, para promover la participación de las personas y las empresas en la "distribución justa de los beneficios".

Fernández de Cevallos pondrá como una de sus principales  prioridades la educación, así que entre sus primeras  acciones será garantizar que ningún mexicano, sin importar sus condiciones económicas, sexo o religión,se quede sin estudiar y tenga garantizado el acceso a la ciencia y la cultura.

También habrá una reforma social que busca rescatar los valores personales, de familia, comunidad y moral pública para distribuir de manera equitativa y justa los beneficios producidos por la riqueza nacional.

LABASTIDA

Luego de 12 años de alternancia política, los mexicanos deciden votar de nueva cuenta por el PRI y su candidato, Francisco Labastida Ochoa, es electo para ocupar Los Pinos de 2000 a 2006.

El exgobernador de Sinaloa ganó con base en una plataforma electoral que pretendía empoderar ala ciudadanía, el eslogan de la campaña era "que el poder sirva a la gente".

Entre las primeras acciones del presidente Labastida sería impulsar una política económica que permita crear, por lo menos, un millón de nuevos empleos en cada uno de los seis años de su gobierno, a través de un crecimiento económico de por lo menos 5% anual en promedio. 

El presidente fomentará niveles de inversión privada crecientes y sostenibles, complementados con un impulso a la inversión pública que permita acelerar el desarrollo científico y tecnológico, mejorar la calidad de la educación y ampliar la infraestructura.

En lo económico, el sinaloense propondría una reforma fiscal que redujera la evasión fiscal y la modificación de impuestos, tasas y tarifas para promover la inversión productiva y gravar "el derroche y el dispendio".

Esto resulta curioso porque la campaña del presidente Labastida Ochoa fue financiada con millones de pesos pertenecientes al erario a través de Petróleos Mexicanos y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, según los documentos que dio a conocer la  desaparecida Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo. El caso fue conocido como Pemexgate

Aunque pensándolo bien, esto jamás hubiera salido a la luz pública si el sinaloense fuera presidente.


Respecto a la seguridad, el presidente Labastida Ochoa tiene en la mira una nueva cultura de la legalidad, de respeto al orden público y a los derechos de los ciudadanos, con una nula tolerancia ante el delito.

Francisco Labastida también hubiera generado una nueva cultura del uso del tiempo libre de los jóvenes, construyendo centros deportivos y de esparcimiento; abriendo espacios de expresión cultural y artística, rehabilitando y fortaleciendo los programas de apoyo al turismo juvenil y alentando a los jóvenes a participar en actividades de servicio a la comunidad.

Además, como prometió en campaña, ordenará edificar entre 600 mil y 700 mil viviendas cada año.