Soy Roberto Castillo, tengo 27 años, estudié Ciencia Política y Relaciones Internacionales en el CIDE y hace 9 años decidí vivir en la Ciudad de México. La verdad recuerdo poco de los consejos que mis padres me dieron cuando vine. Lo que me traje al entonces DF, junto con una maleta, fue el ejemplo de mi madre, dentista militar, que logró sobresalir en un ambiente profundamente machista, y la inmensa curiosidad y disposición de mi padre por conocer nuevas personas, lugares, así como aprender de todo.
Esta ciudad me ha dado mucho en casi una década. He llorado de tristeza y de felicidad también. He construido los proyectos más importantes de mi vida, que me han hecho aprender y desaprender.
Aquí aprendí que se puede pasar un día entero leyendo a Ibargüengoitia en la Bombilla; que las canciones de Chava Flores siguen describiendo perfectamente al Centro Histórico; que miles de personas gritando ¡Vivos los queremos! generan esperanza; que el machismo mata; que la desigualdad económica es el principal problema del país; que no tenemos los gobernantes que merecemos y que cuando el gobierno está ausente, la sociedad se levanta y corre en ayuda de quienes lo necesitan.
En este artículo cuento una historia de un grupo de personas llamado Wikipolítica, un grupo que hace seis años nacimos con una convicción: recuperar la política para las personas. Y que después de empezar a hacerlo en Jalisco con Pedro Kumamoto, hoy buscamos ocupar otros espacios de toma de decisiones públicas. En la Ciudad de México, caminaremos hacia un escaño en el Congreso local que represente a las personas comunes, que cumpla su función de contrapeso al poder Ejecutivo, que sea abierto y con una visión progresista de los derechos humanos.
Recuerdo muy bien diciembre del 2012. En el D.F. la toma de protesta de Peña Nieto como Presidente sabía a una derrota muy amarga, especialmente para nuestra generación. #Yosoy132, el acontecimiento político más importante de ese año, había movilizado a miles de personas, convertido los parques de la ciudad en verdaderas plazas públicas. Y, por unos meses, albergó la esperanza de que la gente unida podía evitar que una élite política y económica impusiera a un Presidente. El PRI, el partido que representaba lo peor de nuestra clase política, volvía a la Presidencia y, con el pacto por México, parecía que volvía con todo.
Pero lo que generó el 132 no se perdió. Los movimientos sociales forman generaciones, así lo hizo también el 68. Los ánimos y las ideas compartidas con #YoSoy132 se tradujeron, durante los siguientes años, en esfuerzos desde otras trincheras. Una de las alternativas que tomó impulso a raíz de ese momento, fue una red, que en ese entonces estaba compuesta por estudiantes universitarios de la Ciudad de México que veíamos que entre los partidos políticos no existían alternativas reales que buscaran representar a las personas.
Lo viví de cerca años antes, cuando participé en las actividades de los juveniles del PAN. Nunca fui miembro, estuve cerca lo suficiente para aprender y diferir en la forma que toman las decisiones, su estructura y sus prácticas excluyentes. Me quedó claro lo que aprendía teóricamente: en nuestro país los partidos deciden unos pocos arriba y no su militancia,pues fomentan prácticas corporativistas. En fin, conforme sosteníamos discusiones en Wikipolítica, nos dimos cuenta de que, aunque era fundamental el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil, este no era suficiente.
Es necesario que cambiemos la forma de entender la política, de hacerla, de vivirla. Ocupemos los espacios de toma de decisiones públicas, pero también exijamos resultados a quienes nos representan. Necesitamos gobiernos que respondan. Sabemos que la organización ciudadana es fundamental. Construyamos juntos y juntas una nueva forma de hacer política, una política de y para las personas comunes, sin lujos y con resultados.
Lo que hemos hecho en los últimos años nos respalda, impulsamos #SinVotoNoHayDinero, campaña donde fui vocero a nivel nacional, y construimos junto con otras organizaciones civiles #AlcaldíasAbiertas, propuesta que se discutió y votó en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México.
¿POR QUÉ UNA CANDIDATURA INDEPENDIENTE?
Miguel Ángel Mancera llegó a la Jefatura de Gobierno con 63.58% de los votos. Tenía todo para hacer de la Ciudad de México la ciudad más progresista del continente, tuvo la posibilidad de demostrar que los servicios públicos (el transporte público, las calles, la seguridad) podían ser sinónimo de excelencia, y no lo logró. En lugar de eso decidió dejar la ciudad a la improvisación. Hoy, a un año de que termine su mandato, su único legado es una marca “CDMX”.
Por eso queremos registrar una candidatura independiente al Congreso de la Ciudad de México. Un espacio sumamente importante en la toma de decisiones que afectan la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad. Quienes estamos construyendo este proyecto no tenemos padrinos políticos ni grandes empresarios detrás de nosotros. La candidatura independiente es nuestra opción pues queremos pedirle permiso a las personas para aparecer en las boletas y no al presidente de un partido. Queremos demostrar que se puede hacer política sin derrochar dinero, de forma austera y honesta.
Lo dijimos hace un mes en La Ocupación: a los delegados corruptos que han entregado la ciudad a las inmobiliarias, los vamos a reemplazar. A los legisladores que nos negaron #SinVotoNoHayDinero, los vamos a reemplazar.
Lo hemos dicho hasta el hartazgo: No nos representan. Tenemos memoria. Es momento de ocupar los espacios que nos pertenecen y ganar el futuro.
Dedico este texto a quienes iniciamos esta travesía hace 6 años: Armando, Alejandra P., Guillermo, Mercurio y Alfonso T.