Hace dos domingos el colega Claudio Ochoa reveló que la alcaldesa de Cuauhtémoc era investigada por el Servicio de Administración Tributaria. La información suscitó la consabida tormentilla en redes sociales a favor y en contra de Alessandra Rojo de la Vega.
El texto de Ochoa sostiene que la orden de investigar a Alessandra, y a negocios de sus familiares, vino de la presidenta Claudia Sheinbaum, y el contexto obvio es que la alcaldesa se ha convertido en una figura, si no es que en LA figura, de la oposición panista.
La realpolitik hace previsible que el SAT investigue a alguien que comienza a despuntar. Y el menor de los males es que quien lo habría pedido es Claudia, y no un o una legisladora o alguien del partido oficial.
Qué se haga con esa información que debería estar protegida por el secreto fiscal es tema aparte. Y por qué el régimen no trata con la misma lupa a tanto otro morenista y filomorenista (llámese petista, verde, youtupalero u ocasionado) es también algo a reclamar.
Pero que a un opositor le van a buscar pecadillos o pecadotes hasta debajo de las muelas, qué nuevas. Así fue con el PRI de antes, así fue con el PAN, que con una torpeza inaudita lanzó el desafuero de AMLO, y así volvió a ser con el tricolor cuando Peña… y así es con Morena.
De ahí que los partidos deban hacerse cargo de quienes forman o reclutan, porque si una de sus figuras es arrastrada por un escándalo, la reputación partidista quedará, de menos, tiznada. ¿Qué hacer, empero, cuando es el líder el que puede estar comprometido?
Jorge Romero fue acusado en tiempos de Sheinbaum en la Jefatura de Gobierno de fungir como la cabeza de eso que los morenistas llaman el cártel inmobiliario. Su trayectoria previa a ser líder nacional panista es indisociable del enfangado clan enquistado en la Benito Juárez.
Hace un año Romero se hizo cargo de la dirigencia blanquiazul. Y hace unas semanas presentó un plan de relanzamiento para abrir el padrón partidista del que él se ha beneficiado, y al mismo tiempo ha procurado el retorno de miembros que se habían alejado.
Calcular un pronóstico para el esfuerzo panista por reposicionarse ante el electorado es un ejercicio muy distinto tras el desalojo de Alejandro Gertz Manero de la Fiscalía General de la República que antes de este, el movimiento político más osado de la presidenta.
La llegada de Ernestina Godoy a la FGR, como se reseñó aquí ayer, se le atraganta al PAN de Romero, al PAN del cártel inmobiliario.
El pasmo define este momento de la cúpula panista, que ante la sacudida por la caída de Gertz, no atina a denunciar los riesgos de la concentración de poder en Palacio Nacional también en términos de justicia.
Salvo en mesas que no podemos llamar de debate –tales emisiones electrónicas son, cuando mucho, la estridente, y estéril reunión de monólogos–, Acción Nacional ha enmudecido, ha renunciado a explotar el golpe a la fiscalía, a demandar respeto a su autonomía, a exigir una fiscalía que sirva a la sociedad, no sólo a la presidenta.
Eso se llama obediencia anticipada y nunca estuvo en el ADN del PAN. Ahí las consecuencias de haber nombrado líder a Romero. Como renunciaron a renovar al partido, ahora desde la FGR los traerán mega cortitos.
Para más pruebas, ayer en la sesión del Senado en que se aprobó la lista de 10 candidatos a enviar a la presidenta Sheinbaum para que elija la terna de ley, dos panistas se salieron de la sesión y dos más aprobaron la decena de nombres.
Ojalá Alessandra y su familia no hayan cometido faltas antes y desde que aquella incursionó en política. Hay que respaldar su derecho a defenderse de cualquier intromisión, que no por esperable en un sistema donde la ley es discrecional deja de ser un abuso de poder, una traición a lo que Morena juró renovar.
Con Romero en cambio, cada cosa del pasado y del presente de sus cuates de la BJ se volverá tema mucho más que personal: impactará las posibilidades nacionales del PAN. Su adversaria, la próxima fiscal, seguro ya se frota las manos con ese tema, papita, de grilla judicial.
Ah, y mientras, ¿alguien sabe qué se le perdió al priista Alejandro Moreno Alito en las elecciones de Honduras cuando acá nuestra democracia está de parto, a punto de alumbrar una ‘fiscala carnala’?
