La feria

El cuento de Alejandro Svarch

A Alejandro Svarch le toca una chamba muy complicada: montar el sistema de salud que dará atención médica a la población sin cobertura.

Alejandro Svarch es un joven médico y funcionario público, y también es cuentista. Sí, quien fuera nombrado por la presidenta Claudia Sheinbaum como director del IMSS-Bienestar le hace al cuento.

El 6 de noviembre en La Jornada el doctor Svarch publicó “Crónica de una mentira anunciada”. Y tras citar, ni más ni menos y como el título permite anticipar al nobel colombiano, se lanza al ruedo: “Rosa estaba preparando café cuando escuchó en la radio que ‘los hospitales públicos están colapsados y ya no hay medicinas’.

Se le heló el estómago. Padece diabetes y depende de sus pastillas para mantener el azúcar a raya. Esa tarde fue directo al centro de salud.


-¿De verdad ya no hay medicamentos? –preguntó.

La enfermera sonrió.

-No crea todo lo que dicen. Aquí los surtimos como siempre.

Pero Rosa se fue con la duda. Compró en la farmacia privada, no por necesidad, sino por miedo.

Gastó la mitad de su pensión”.

Svarch nos dice que “Gabriel García Márquez escribió que en los tiempos del cólera no todo contagio era biológico, que también se propagaban los temores y las habladurías. En nuestros días, el miedo sigue viajando de boca en boca, pero ya no por las plazas ni los periódicos, sino por las redes”.

Como ya lo pudieron adivinar, el cuento –aquí lo pueden leer si se quedaron picados con la historia de Rosa- es un alegato en contra de la infodemia del desabasto (en prensa y en redes).

La negligencia del expresidente López Obrador que causó el desabasto de medicinas, equipos e insumos médicos –sin contar las pésimas condiciones en que se tiene al personal y hasta la denigración que se hizo de ese gremio– perseguirá al tabasqueño.

A un año de haber asumido el poder, Claudia Sheinbaum no puede subsanar ese desastre: sólo esta semana desde el Instituto Nacional de Rehabilitación le dirigieron una carta sobre las pésimas condiciones, y personal de Cancerología tomó las calles por lo mismo.

De hecho, en La Jornada, un día antes del cuento de Svarch, la reportera especializada en temas sociales Ángeles Cruz Martínez publicó una nota titulada “Persiste desabasto porque hospitales no solicitaron insumos suficientes”.

Cito dos párrafos de la información de Cruz Martínez: “El desabasto en las instituciones públicas de salud persiste porque han solicitado menos de la mitad y, ‘con trabajos’, las entregas llegan al medio millón de unidades, afirmó Enrique Martínez, director del Instituto Farmacéutico México (Inefam)”.

“De las 734 millones de unidades adjudicadas, el mayor comprador es el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con 491 millones 229 mil 412, y a agosto había recibido poco más de 118 millones, un avance de 24 por ciento. El más rezagado al mismo mes era IMSS-Bienestar, pues de casi 200 millones de piezas de dispositivos comprometidos en contratos, sólo había solicitado 60 millones y recibido 33.7 millones”.

Fuentes del sector farmacéutico me dijeron ayer que la presidenta ha acelerado las gestiones de pagos pendientes a proveedores del sector y que hoy hay más apertura en el gobierno para enderezar el barco sanitario.

Sin embargo, cuando en mayo pasado se presentó el plan de cobertura, el think tank México Evalúa publicó un análisis con un título preocupante: “Cae atención médica: IMSS-Bienestar dará 27% menos consultas que en su mejor momento”.

A Svarch le toca una chamba muy complicada: montar el sistema que dará atención médica a la población sin cobertura. Por reportes como los de Ángeles Cruz Martínez y de México Evalúa, las cosas en el IMSS Bienestar, su encargo, están que hielan el estómago. Sin cuentos.

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