La feria

El cónsul Rutilio, publirrelacionista de Alligator Alcatraz

Rutilio Escandón encuentra ‘presentable’ el trato que se le da a los mexicanos en Alligator Alcatraz, pese a que denuncian baños desbordados, falta de agua y que sus instalaciones no resistirían un huracán.

La tormenta Erin alcanzó el viernes 15 de agosto la categoría de huracán y es el primero del año en amenazar, entre otras islas, a Puerto Rico. Ahora habrá que monitorear si esta semana no se vuelve un peligro para mexicanos presos en Alligator Alcatraz, en la Florida.

Los mexicanos en Estados Unidos viven entre la presión inaudita del gobierno de Donald Trump y la supina indolencia de cónsules improvisados como Rutilio Escandón, exgobernador de Chiapas.

La escalada de las operaciones para remover migrantes indocumentados de suelo estadounidense pasa por engañar a quienes sólo buscan trabajo, y detenerlos cuando acuden a lugares donde ofertan su mano de obra, hasta confinarlos en inhumanas prisiones. Como la cárcel denominada Alligator Alcatraz, que fue inaugurada el primero de julio en los humedales de Everglades, Florida.


Al inaugurar ese centro de retención para migrantes, con un humor carente de humanidad, Donald Trump bromeó al decir que, si algún migrante escapaba de ahí, le recomendaba correr en zigzag, pues, de otra forma, un cocodrilo le daría alcance fácilmente.

Alligator Alcatraz no sólo es una prisión improvisada en un lugar inhóspito. Es un símbolo trumpista: sin exagerar, es lo más parecido a Guantánamo (en el caso de terroristas) en la lógica de atemorizar a migrantes por el severo trato que recibirán si son detenidos.

Tanto que, el 11 de agosto, The New York Times publicó que ese centro implica riesgos para los migrantes más allá de los cocodrilos: desde calor extremo hasta haber sido construido sin capacidad para resistir un huracán categoría 2, justo donde azotan meteoros superiores.

Organizaciones de derechos humanos, como la delegación en Florida de la ACLU, (siglas en inglés de Unión Estadounidense de Libertades Civiles), el mismo día en que Trump inauguró esa cárcel, denunció que se trata de un proyecto que “deshumaniza a las personas y las despoja de sus derechos”, y constituye “crueldad patrocinada por el estado”.

Tres semanas después, Amnistía Internacional pidió cerrar el recinto, denunciando las condiciones poco sanitarias –desde baños desbordados hasta regaderas sin agua–, falta de atención médica y acceso limitado a abogados.

De todo lo anterior, incluido el reportaje del Times que dice que no hay condiciones para evacuar a los detenidos en caso de huracán, no acusa recibo Escandón, cónsul de México en Miami, quien, según dijo en un video el jueves, ha visitado cuatro veces Alligator Alcatraz.

“Estamos observando cada vez que hay mejor trato, que están mejor organizados”, señala Escandón en imágenes grabadas cerca del letrero que anuncia la prisión. En el video agrega: “Les enviamos este mensaje a los familiares de las mexicanas y los mexicanos: no tengan temor, que no se asusten, que solamente hicieron mala fama de este centro de retención. Los mexicanos que nosotros estamos entrevistando están a buen resguardo”.

Ese día, según el propio Escandón, había 122 mexicanos recluidos en Alligator Alcatraz.

Escandón llegó a Florida a principios de año. Dejó Chiapas en una vorágine de violencia y eligió su beca de jubilación en el consulado de Miami –que la presidenta Claudia Sheinbaum le otorgó– porque tiene un hijo, de militancia republicana, residiendo en esa ciudad.

La llegada de Escandón al consulado ya había levantado cejas luego de que, en febrero, cancelara de último minuto la cita que tenía con autoridades del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para conocer el no menos polémico “Centro de Procesamiento Krome”. https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/salvador-camarena/2025/03/25/asi-no-defiende-el-gobierno-a-los-paisanos/

Ahora, Escandón encuentra presentable el trato que se da a los mexicanos en Alligator Alcatraz, cuya existencia preocupa tanto a la presidenta Sheinbaum que ella ha declarado que “evidentemente no estamos de acuerdo con este tipo de lugares de reclusión”.

Pero, para Escandón, es sólo mala fama. Si tan seguro está el cónsul de lo vivible del sitio, ¿intercambiaría su residencia miamense una semana con algún mexicano detenido en medio del calorón, los mosquitos y, ahora, la amenaza de los huracanes? Anímese, Rutilio, al cabo, lo de Alligator Alcatraz es, usted dice, pura mala publicidad.

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