Salvador Camarena: Xóchitl "corrupta"

AMLO, parece, quiere convertir a Gálvez en la viva imagen de la corrupción y de los privilegios
AMLO, parece, quiere convertir a Gálvez en la viva imagen de la corrupción y de los privilegios
Frente opositor.AMLO, parece, quiere convertir a Gálvez en la viva imagen de la corrupción y de los privilegios
Cuartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2023-09-05 |06:59 Hrs.Actualización06:59 Hrs.

En uso y abuso de las instituciones, Andrés Manuel López Obrador intentará que la candidata opositora, Xóchitl Gálvez, encarne, a ojos de la sociedad, todo aquello que él en su momento combatió: convertirla en la viva imagen de la corrupción y de los privilegios.

AMLO pretende encuadrar 2024 en una lucha simbólica de manual: es la última, y más importante, batalla del héroe del pueblo en contra de sus poderosos enemigos. 

Todo el avance de los buenos –él, sus colaboradores y los beneficiarios de este gobierno– está en riesgo porque sus adversarios, incansables en su afán por recuperar los privilegios perdidos, lograron inventar una candidata que amenaza la continuidad de aquellos de inmaculada moral.

Con esos ejes semánticos, el Presidente asume como un deber el encabezar por sí mismo la campaña presidencial. Este general se pone al frente a la hora del combate que está por iniciar. Y lo hace como antes, como siempre, a pecho descubierto, armado sólo de su verbo y su ejemplo. Cual Quijote.

Esa es la estrategia: decirse, una vez más pero ahora usando a Gálvez como demostración, víctima de la infinita perversidad de los reaccionarios, de su simulación, de su perversa creatividad, de sus millonarios recursos e inconfesables motivos.

Xóchitl es hechiza, un invento, está hueca; es títere, pelele, fachada y guiñol de los potentados, de la partidocracia, de los conservadores.

La primera descarga de la batería presidencial contra ella sembró la duda sobre la legitimidad de una aspiración. Esta mujer simula ser indígena, pretende que le crean que conoce la pobreza, se disfraza de pueblo… es la cara de un montaje, pero sólo eso, rostro público artificial, biografía fake. 

El segundo embate para socavar la figura de la candidata es sembrar la duda de la honestidad de la empresaria y política. Operadores del Presidente le hacen llegar documentación de los contratos de Xóchitl. Es su obligación darla a conocer, difundirla, alertar. Hay que desenmascarar a la corrupta. 

Ni indígena ni exitosa empresaria. Su dinero viene del tráfico de influencias, sus contratos los gana con palancas: forma parte de la elite que se repartía todo en México. Los esbirros del tabasqueño se ponen las pilas y van a las fiscalías a denunciar la corrupción de la aspirante. El círculo se cierra.

Andrés Manuel sabe de elecciones. Conoce los planos sentimentales del electorado. Se jugará su resto en la operación mediática para consolidar, en Xóchitl Gálvez, la imagen de un adversario de cuidado, no por ella, sino por la operación de quienes mueven los hilos de la todavía senadora.

¿Podrá evitar la aspirante caer en la trampa? ¿Su candidatura prevalecerá o sucumbirá a la estigmatización fabricada por Palacio Nacional?

El Presidente utilizará los medios públicos, las fiscalías y hasta las bancadas del Congreso o de su símil capitalino para cargar de lastre a una candidata que ha podido entusiasmar a la oposición

Ella tendrá que encontrar la manera de no volverse lo que AMLO pretende: una candidata a la defensiva, sólo reaccionando a lo que él dice o hace, desesperada por defenderse antes que por ganar. 

De una torcida manera AMLO está complacido con el surgimiento de esa candidatura. Que sea mujer, que tenga raíces en un pueblo polvoriento, que reivindique el aspiracionismo, que haya vivido un salto cuántico –de aspirar a la CDMX a ir por la grande– será la demostración de que es puro cuento.

López Obrador será más que el policía malo de la campaña. Dado que él es a quien buscan detener; a él es a quien pretenden borrar de la historia, toca a él y no a su corcholata asumir tan pesada carga: derrotar a la “corrupta”.