Salvador Camarena: Pobres de los tamaulipecos… y de todos

El gobernador electo de Tamaulipas es acusado de graves delitos y de triquiñuelas
El gobernador electo de Tamaulipas es acusado de graves delitos y de triquiñuelas
Américo Villarreal.El gobernador electo de Tamaulipas es acusado de graves delitos y de triquiñuelas
Cuartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2022-09-28 |07:12 Hrs.Actualización07:12 Hrs.

Los tiempos son éstos: a menos de una semana de que haya cambio de gobernador en Tamaulipas, la confrontación política y judicial en esa entidad está al rojo vivo.

Escuchar a Américo Villarreal, gobernador electo de esa entidad, o a Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en funciones hasta el viernes, es un ejercicio delirante: con similar soltura –y por qué no decir, irresponsabilidad– ambos se acusan de los más variados y graves delitos y nada menores triquiñuelas.

Puede ser que alguno de los dos tenga razón en lo que dice del otro. Lo cual sería terrible, porque si el entrante es el que está en lo cierto, entonces Tamaulipas estuvo gobernada (es un decir) estos seis años por una cuadrilla de delincuentes.

Si, caso contrario, el saliente está en lo correcto, entonces está a punto de asumir la gubernatura un personaje con espantosos antecedentes y peores relaciones criminales.

Se podría dar el caso, no es imposible, de que ambos estén mal, de que tales políticos simplemente se aprovechen de que en la actual coyuntura ya cualquiera dice, en redes sociales o en medios de comunicación –al fin y al cabo cada día es mas difícil distinguir unas de otros–, las cosas más atroces de cualquier persona (así sea un gobernador en funciones o uno electo o una persona cualquiera) y ni quién reclame que la autoridad competente dirima verdad de difamación, sustancia de propaganda, inocencia o culpabilidad.

¿Pero qué probabilidad tenemos de que ambos estén mal, de que estos dos declarantes mientan y que en realidad ni el mandatario saliente sea el diablo ni el demonio sea el que está por entrar? Hagan sus apuestas… o eleven sus plegarias al santo de su predilección para que todo se reduzca a bravatas de envalentonados.

En esa lógica, sin embargo, estamos obligados –aunque sea por rigor racional– a hacernos la pregunta contraria: ¿y si Villarreal está en lo correcto… pero también García Cabeza de Vaca dice la verdad? ¿Será que el destino quiso que los tamaulipecos hayan sido gobernados por un personaje panista de inconfesables nexos, que en cuestión de días será sustituido por otro personaje, este morenista, de no menos impresentables amistades?

Hubo un tiempo en que los políticos se atacaban, con campañas oscuras o negras, previo a la elección. En los comicios se filtraban escandalosas cosas a la prensa que luego, pasada la jornada, casi nunca eran retomadas por los medios para darle debido seguimiento, y ni qué decir por las autoridades, que ni de chiste abrían una investigación.

Y eso aplicaba tanto para el que perdía como para el que ganaba. Borrón y cuenta nueva: el derrotado se iba, con algo de desprestigio a cuestas, a su casa, y en caso de que el señalado fuera el ganador, pues ni modo de andarle diciendo ‘oiga, pida que su procu investigue lo que se decía de usted’. Lo que pasaba en las campañas se quedaba en las campañas.

Claro, eso no estaba bien. Pero no está de más consignar que las cosas han escalado.

Hoy se filtra, qué duda cabe, en las campañas, pero –como en el caso de Tamaulipas– también mucho tiempo después de acabadas éstas. Y además de filtrarse, hoy también se lanzan temerarias acusaciones en noticiarios y plataformas varias.

Y todo eso a sabiendas de que la Fiscalía General de la República ni es autónoma ni es pareja ni es exhaustiva: improbable que investigue lo que se publica de las malas compañías de Villarreal o de los dichos de éste sobre García Cabeza de Vaca.

Suerte, tamaulipecos.