Salvador Camarena: La normalización de AMLO

López Obrador parece dispuesto a poner de su parte si de pavimentar el camino a Los Pinos se trata, escribe Camarena
López Obrador parece dispuesto a poner de su parte si de pavimentar el camino a Los Pinos se trata, escribe Camarena
El presidenciable.López Obrador parece dispuesto a poner de su parte si de pavimentar el camino a Los Pinos se trata, escribe Camarena
autor
Salvador Camarena
Periodista
2017-02-14 |07:19 Hrs.Actualización07:19 Hrs.

Durante años asistimos al espectáculo de la satanización de Andrés Manuel López Obrador. Ahora, y desde hace meses, estamos ante algo que podríamos denominar la normalización de AMLO.

El Coco dejó de ser el Coco. O al menos eso parece si vemos el actual comportamiento de figuras nada modestas de la iniciativa privada. 

El último tango de esa movida la interpretó este fin de semana Miguel Torruco, consuegro de Carlos Slim y hasta el domingo secretario de Turismo de la Ciudad de México. 

Como se sabe, Torruco apareció ese día en la primera plana de El Universal en una nota que destacaba a los empresarios cercanos a López Obrador. Acto seguido, el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera le comunicó, vía chat electrónico, que debía presentar su renuncia. 

Resulta curioso que Mancera se destape como antipeje, y más curioso aún que crea que tiene posibilidades el año que entra, pues sólo así se explica su celo de no permitir que alguien de su gabinete colabore con otro precandidato. Pero ese es otro tema. 

Torruco narró ayer a Ciro Gómez Leyva que claro que está con AMLO. Que estuvo en la elección presidencial de 2012, como parte de un eventual gabinete, y que hoy su convicción es la misma, que el cambio lo personifica el tabasqueño. 

El hoy exsecretario de Turismo capitalino es el segundo personaje que en menos de una semana dijo a Gómez Leyva una idéntica frase: los empresarios ya no temen a López Obrador. Hace siete días, en ese mismo programa de radio Alfonso Romo sentenció que AMLO ya no era el Coco de la IP mexicana.

¿Ante qué estamos?

¿Será que de repente los hombres de abultado capital tuvieron una epifanía, no sólo colectiva sino simultánea, que les llevó a concluir que o se combate a la corrupción o a este país se lo carga el tren? ¿Será que tras tamaña caída de veinte, los empresarios analizaron a los prospectos rumbo al 2018 y encontraron que el único que ha hecho de la anticorrupción su eje discursivo es… eerrrr, hmmm, sí, López Obrador? 

No, seguramente no estamos ante eso. 

Es más probable que –pragmáticos como son, sin más religión que su dinero– el empresariado hizo cuentas, revisó sondeos (como la encuesta de El Financiero del 31 de enero pasado, donde AMLO pega un salto de cuatro puntos gracias al gasolinazo http://bit.ly/2kVHIPd) y han iniciado, o retomado, según sea el caso, los coqueteos con el tabasqueño.

Aunque también es cierto que López Obrador esta vez parece dispuesto a poner de su parte si de pavimentar el camino a Los Pinos se trata.

De ahí el protagonismo que le dio al regiomontano Alfonso Romo al presentarlo hace un par de semanas como cabeza de sus asesores, de ahí la incorporación a los mismos del representante de Ricardo Salinas Pliego, Esteban Moctezuma, de ahí el surgimiento de otros nombres entre los empresarios cercanos a AMLO, como el de Marcos Fastlicht, suegro de Emilio Azcárraga Jean. http://eluni.mx/2lEqfvP

Y de ahí también que hoy AMLO acepte entrevistas con periodistas críticos que hace poco se antojaban imposibles, como la charla que sostuvo con León Krauze, para Univisión (https://youtu.be/HkpSELrKw6U).

Todo muy bien. Empresarios que ya no temen a AMLO, AMLO que se deja querer por empresarios. 

Salvo un pequeño detalle. Si en 2006 el error fue (dicen) que no quiso ver a los empresarios, no vaya a ser que en 2018 se le vea demasiado cerca de los hombres del capital, no vaya ser que AMLO termine demasiado, digamos, normalizado. Demasiado igual que el PRIAN, pues.