Salvador Camarena: Ken Salazar, menos Palacio y más prensa

AMLO tiene de la mano, comiendo el alpiste que le da, al enviado de Washington
AMLO tiene de la mano, comiendo el alpiste que le da, al enviado de Washington
Ken Salazar.AMLO tiene de la mano, comiendo el alpiste que le da, al enviado de Washington
Cuartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2022-07-07 |07:06 Hrs.Actualización07:06 Hrs.


El embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, se pavonea de recorrer la República Mexicana y de sus visitas a la Basílica guadalupana. En vez de turismo y populismo religioso debería, opino, leer un poco de historia y de prensa, quizás así llegue a entender el delicado momento de la democracia mexicana y de sus instituciones.

Gracias a un reportaje publicado el lunes en The New York Times, hoy sabemos que Salazar tiene dudas de lo que pasó en la elección presidencial de 2006, y que ha manifestado esas dudas en voz alta, entre otros a Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral.

El Times refiere esas dudas como un elemento más del obsequioso talante pro-López Obrador que tiene Salazar. Tanto se ha mimetizado el diplomático sin carrera con Palacio Nacional que casi se le oye lamentar el no haberse ido a plantar en el Zócalo luego del 2 de julio de aquel polémico año.

La verdad, punto para el Presidente mexicano. El tabasqueño tiene de la mano, comiendo el alpiste que le da, al enviado de Washington. Y eso quedará para la historia, fijado en las crónicas ni más ni menos que por el diario del récord, que es lo que es el Times.

Si en esta cuestión todo se redujera a estar con AMLO o con el embajador, pues la verdad estaría fácil la elección: siempre con el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, nunca con el Tío Sam.

Pero la cosa no es tan sencilla. Porque la respuesta correcta es estar siempre con la democracia mexicana.

Y eso implica criticar a AMLO, Presidente democráticamente electo y producto –como sus antecesores desde Ernesto Zedillo, aunque el tabasqueño reniegue– de una elección legalmente sancionada por las instituciones que los mexicanos han construido desde el traumático 1988, donde, por cierto, estuvo involucrado Manuel Bartlett, miembro de este gobierno (es un decir).

Dicho de otra manera. Desde la caída del sistema en contra del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, México ha construido procesos e instituciones electorales de creciente confiabilidad. Tanto que el PRI perdió el monopolio del Congreso, y la ciudad de México, en 1997, y la Presidencia de la República en 2000, cuando iniciaron las alternancias a nivel Ejecutivo federal.

Las y los mexicanos no necesitan que el embajador estadounidense en turno defienda la democracia que nos hemos ido dando. Pero tampoco necesitamos que el representante de ese país venga a sumarse –en pleno 2022– a agendas de desconfianza, o cizaña, que desde Palacio Nacional quieren sembrar hoy.

Salazar ya llevaba aquí meses de turismo cuando Lorenzo Córdova habló –vía remota– en el instituto Woodrow Wilson, con sede en Washington. Eso fue en enero 24 de este año. En esa ocasión el presidente del INE relató lo que a su juicio constituyen gubernamentales “ataques a la institucionalidad electoral” que “atentan directamente en contra del sistema democrático mexicano”.

A partir de esa charla, el embajador Salazar citó a Córdova para conversar. Y aquí es donde entra lo que revela el Times: el diplomático estaba interesado más en sus dudas sobre lo ocurrido en 2006, y no tanto en el acoso que ocurre en este sexenio. O sea, hizo suya la agenda del Presidente, no necesariamente la del país. Si eso le encargaron en Estados Unidos o no, ya se sabrá en el tiempo.

Ojalá Salazar se dedique menos al turismo y a los rezos. Y si quiere entender mejor la democracia mexicana, pues que lea a Arnaldo Córdova o al ingeniero Cárdenas o a Gonzalo N. Santos o –ya de perdida– la prensa.