Salvador Camarena: El PAN le hace la campaña a Adán Augusto

El líder panista y el titular de Segob durante una reunión
El líder panista y el titular de Segob durante una reunión
Marko Cortés y Adán Augusto.El líder panista y el titular de Segob durante una reunión
Cuartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2022-03-04 |07:14 Hrs.Actualización07:14 Hrs.


Hace unos días un conocedor del viejo sistema recordaba que fue Carlos Castillo Peraza el que animó a su partido, el PAN, a abandonar sus reticencias y pactar la agenda aperturista que desde finales de los 80 el PRI-Gobierno aceptó negociar.

Es un triunfo cultural de Acción Nacional, sería el mensaje del fallecido yucateco para convencer a no pocos de sus desconfiados correligionarios. Ambas partes, podría decirse, tenían razón: unos en recelar de un sistema que tantas veces se burló de la ciudadanía y de ellos; los otros en entender que, urgido de legitimidad, el PRI tendría que honrar los acuerdos. Negociar, en ese momento, suponía una ganancia para ambas partes y para la sociedad.

Hoy hay un gobierno que pretende instalar un nuevo (eso dicen) régimen. Otros creen que en realidad México vive una regresión, pero no se trata de eso este texto. El caso es que la administración de López Obrador gestiona el poder de una forma en que muchas veces, si no que casi todas, excluye no sólo la negociación con los adversarios, sino que a éstos los llena de epítetos y descalificaciones cotidianamente.

En medio de esa crispada realidad, Acción Nacional lleva algunos meses tocando la puerta de la Secretaría de Gobernación para entablar un diálogo con Adán Augusto López Hernández. Como esta semana incluso ya los gobernadores panistas se han reunido en Bucareli con el paisano de AMLO, la pregunta es si este intento del PAN tiene sentido o si se están prestando sólo a un montaje.

Esos encuentros PAN-Adán Augusto han ocurrido, cabe recordarlo, al mismo tiempo que Ricardo Anaya, excandidato presidencial y expresidente de ese partido, lidia en tribunales con acusaciones que tienen toda la pinta de persecución política.

Cuando Santiago Creel (exintegrante de la fallida campaña de Anaya), cuando Marko Cortés (cuyo crecimiento al interior del PAN no se entiende sin Ricardo), cuando los gobernadores panistas se encuentran con Adán Augusto, ¿le plantean que lo que siga en el diálogo tiene que estar marcado por una asepsia en los procedimientos que enfrenta el exiliado queretano que hasta ahora ni la Fiscalía General de la República (que ya sabemos que es autónoma cuando le conviene a Gertz) ni López Obrador han demostrado? ¿O pasan de largo del tema, lo que es decir que avalan los modos de la FGR y Palacio Nacional?

En ese mismo sentido: el PAN, con sus aliados en las elecciones de 2021, denunció en México y en Washington la actuación de criminales en los comicios del año pasado. Tan serias acusaciones encontraron en el gobierno federal un muro de cerrazón. Este año seis entidades irán a las urnas. En cuatro de ellas los blanquiazules gobiernan o cogobiernan. ¿Tomarse fotos con López Hernández incluye que el jefe de éste se interese en que realmente se investigue lo ocurrido el 6 de junio, y se prevenga que no se repita el 5 de junio próximo?

Y así se pueden enumerar más preguntas sobre la utilidad de ese diálogo. ¿En el Congreso de la Unión seguirá la mayoría en su actitud de avasallar y no aceptar mover ni una coma a las iniciativas de Palacio? ¿Seguirán las pláticas mientras al INE lo machacan los de Morena, y a la prensa no se diga?

Si el PAN no logra cambios reales, entonces queda una única conclusión: se está prestando a construirle a Adán Augusto un perfil presidencial. No es poca cosa para el secretario de buenas formas, pero tampoco es algo de lo que la sociedad, ni Acción Nacional, sacarán hoy mayor cosa.

La pregunta es si este intento del PAN tiene sentido o si se están prestando sólo a un montaje