Salvador Camarena: El otoño del PAN

La falta de espabilamiento del PAN es palmaria. A diferencia del pasado, no tiene cuadros
La falta de espabilamiento del PAN es palmaria. A diferencia del pasado, no tiene cuadros
Lo que fue...La falta de espabilamiento del PAN es palmaria. A diferencia del pasado, no tiene cuadros
Cuartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2022-10-18 |07:14 Hrs.Actualización07:14 Hrs.

Luego de seis décadas de ofrecerse como antítesis del sistema que definió la política mexicana posrevolucionaria, hace 22 años Acción Nacional se aprestaba a asumir la Presidencia de la República. Tuvo el poder dos sexenios y, aunque terminaría en un lejano segundo lugar, dio pelea en 2018. A 20 meses de la elección presidencial, ¿será competitivo el PAN?

El autoritarismo priista basó en coerción, asimilación y fraudes –entre otras lindezas– el modus operandi para burlar la voluntad popular, método exitoso hasta los años 80. El quiebre definitivo de ese modelo no puede entenderse, por supuesto, sin la corriente democrática, rebelión dentro del priismo. Pero para entonces la lucha lidereada por panistas en pos de la democracia había permeado en múltiples regiones.

El panismo proponía una agenda contraria al corporativismo. Que el ciudadano libre fuera el protagonista de la política, que sindicatos y organizaciones afines no se constituyeran en clientelas que operaban para el sistema, no para sus agremiados. Que las prioridades fueran las de la sociedad, no las de la clase política. Que se rompiera el centralismo, que hubiera transparencia, rendición de cuentas, combate a la corrupción, fin a las injusticias y a la simulación...

El PAN no estuvo a la altura de sus promesas. Gobernar fue otra cosa, y eso que para cuando ganaron Los Pinos ya habían pasado 11 años de su primer –pero para nada único– triunfo en un estado y de que gobernaban importantes ciudades. En 2012 los mexicanos decidieron la reinstalación del priismo, que con sus escándalos de frivolidad, corrupción e indolencia terminaría de pavimentar el camino a AMLO.

No existe duda alguna de que en la próxima elección Morena quiere lo mismo, sin moverle una coma, a lo que se tiene hoy. Da prácticamente igual quién obtenga por ese partido la candidatura, pues la oferta posible es sólo una: lopezobradorismo.

Frente a ello parece que sólo hay dos fuerzas políticas con capacidad para articular una oferta alternativa: Movimiento Ciudadano y el PAN. El gran defecto de la primera, creo, es que a pesar de tener dos entidades importantes, ¿realmente es un partido nacional?

Y no es sólo una cuestión cuantitativa, no es que el PAN sume más del doble de gubernaturas que MC; es eso, más su peso en el Congreso de la Unión y el lugar que sigue manteniendo en las encuestas electorales. E incluso, si logran capitalizarlo, su historia de lucha por la democracia.

Mas qué significativo que las noticias sobre la oposición sean hoy lo que intentan unas organizaciones ciudadanas y no lo que se propone el PAN para sacudirse las mermas de haberse asociado a Alito Moreno, que no sólo no puede explicar las serias acusaciones que enfrenta, ni la traición a la alianza, sino que sigue tomándole la medida a los panistas.

La falta de espabilamiento del PAN es palmaria. A diferencia del pasado, no tiene cuadros que hagan albergar la idea de que pueden ser diferentes –más honestos, más efectivos– a quienes hoy están en la administración. Que Santiago Creel sea una de sus cartas electorales mueve a la risa. ¿Quién querría darle una nueva oportunidad a quien teniéndolo todo ya fracasó en Gobernación?

Por si fuera poco, la agenda conservadora del PAN, que siempre fue un lastre, hoy es totalmente inaceptable. Vaya, hasta en militarismo ya les ganan los de Morena.

¿Qué propone el panismo para 2024, a quiénes buscará conquistar y con qué cuadros podría hacerlo? Tantas dudas sobre quien tanto fue obligan a cuestionar si aún tienen reflejos, o si la realidad es que el otoño alcanzó a Acción Nacional.