Salvador Camarena: De qué hablamos cuando hablamos de la oposición

Le hace frente a López Obrador generando alianzas
Le hace frente a López Obrador generando alianzas
La oposición.Le hace frente a López Obrador generando alianzas
Cartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2022-02-28 |06:54 Hrs.Actualización06:54 Hrs.


Decir que no hay oposición, o que ésta no pesa, no influye, no es relevante se ha vuelto un tópico que necesita, en el cuarto año de López Obrador, actualizarse.

A diferencia de recientes antecesores, Andrés Manuel arrancó su gobierno con un halo de legitimidad que exacerbó su tendencia a no negociar.

De esa forma, el Presidente nunca incluyó en su programa el continuar cosas que venían del pasado –como “la fiscalía que sirva” o el sistema nacional anticorrupción, por dar dos ejemplos–. Podía hacer tabula rasa en muchos temas, y obvió sentarse con opositores o con la sociedad civil, porque ni los necesitaba para gobernar, ni los requería para adquirir legitimidad democrática, como les pasaba a PRI y PAN.

AMLO fue el primer Presidente desde 1988 que no negoció reformas, puestos o agendas a la hora de asumir el poder.

Eso descolocó a cierta oposición, pero sobre todo a los oenegeros que pensaron que, al igual que anteriores gobiernos, el actual les abriría espacios de interlocución o de inclusión. Perdieron demasiado tiempo antes de entender que López Obrador, como se decía antes, ni los vería ni los oiría.

En lo que respecta a la oposición hay que comenzar por decir lo obvio: que no son un bloque homogéneo, ni siquiera PRI, PAN y PRD, que fueron juntos en varias elecciones de 2021. Y no se diga del caso de Movimiento Ciudadano, jugador solitario en estos años del que nadie nos asegura que en 2024 no forme parte de una coalición.

Antes de las elecciones parlamentarias del año pasado, la oposición tuvo diversos comportamientos: el PRI, por ejemplo, siempre ha sido amigo de la idea de que a un Presidente entrante hay que darle en el Congreso lo que pide –no gratis, ni necesariamente por la buena, pero su disposición es al sí–. El PAN y el PRD se mostraron más rejegos o más rijosos, pero cabe recordar que en el tema de la Guardia Nacional, por nombrar un ejemplo, la oposición votó a favor del Ejecutivo.

Lo que esa oposición partidista no supo ni pudo, quizá porque para empezar no quiso, fue constituirse en el alter ego de la Presidencia de la República. Si fue porque quisieron esperar mejores tiempos para hacer valer su peso (aguantar a que el ejercicio de gobierno desgastara a AMLO), si fue porque sí estaban temerosos de un Quinazo, si fue porque no supieron hacer política en nuevas condiciones o si fue por todo lo anterior, no lo sabemos, pero el caso es que dejaron un vacío que el Presidente llenó inflando a personajes de ONG y de los medios.

Con la elección de 2021 fue claro que hay oposición y que ésta puede provocarle dolorosos descalabros a Morena. Empero, meses después aún no está claro si van a constituirse en contrapoder del Presidente. La forma en que actúa el PRI en San Lázaro, instrumentando un parlamento abierto que es un montaje que no moverá la iniciativa eléctrica, hace entender que, de nueva cuenta, cada partido opositor hace sus cálculos, pero ninguno es sustancialmente un actor que haga reaccionar a Palacio Nacional.  

Entonces, el señalar que no hay oposición querría decir hoy que ésta no ha sabido posicionarse, ni en la revocación ni en el escándalo de la casa gris ni en la reforma energética, en el único plano que cuenta estos años: ni pesan ni existen en el debate mediático. Nada. O prácticamente nada. Por eso AMLO, repito, ni los verá ni los oirá.

Sí hay oposición, pero como si no hubiera.