De la mañanera del lunes pueden extraerse algunas conclusiones: el Presidente no está desesperado, ni dando palos de ciego. Y va a aprovechar la crisis de la casa gris para ahuyentar adversarios y consolidar aliados.
Por más que en el pasado hayamos escuchado las consignas de López Obrador, la conferencia con la que arrancó la semana, y en la que refrendó su embestida contra Loret de Mola y otros, prefigura la ruta rumbo a 2024. No por conocidos –reitero– esos mensajes pierden potencia con los morenistas. Aquí los presento y compacto, con ajustes de redacción que no traicionan su sentido, ni la cronología en que fueron pronunciados:
“Cómo no voy a dar a conocer los sueldos si se dedican a golpear al gobierno, al Presidente y al proyecto. Se hacían pasar por gente decente, pero tienen ínfulas de superioridad: son clasistas, racistas y discriminadores. Ladrones ricos, que al contrario de los ladrones pobres, nunca perdían su respetabilidad. Son los que robaron a México: hombres de negocios asociados con gobiernos y con dueños de medios de comunicación apoyados por periodistas. Son, como en tiempos de Madero, la prensa golpista. No estamos para medias tintas; es que no se ha entendido bien: llegamos para limpiar de corrupción al gobierno.
"Loret pega para que regrese la corrupción. Son los que antes engañaban al presentarse como liberales, independientes o sociedad civil. Y hay mucho dinero, mucho dinero de por medio. No menospreciemos al conservadurismo. Son millones. Unos actúan por defender intereses, jugosos negocios al amparo del poder; otros por ideología, porque les molesta todo lo que signifique defender a los pobres, les incomoda, no aceptan a dirigentes sociales, por eso el repudio hacia mí. Yo no me voy a dejar. Tenemos que seguir defendiendo la cuarta transformación.
"Se debe informar de los ingresos de los periodistas porque todos estos medios tienen que ver con lo público, todos, son entidades de interés público, son concesiones que otorga el Estado. Estuvo muy bien lo de todos son Loret. No deja de ser atractivo el que se combata la simulación, es muy importante. Y yo los invito a seguir adelante. Sobre todo a defender el proyecto por el que luchamos muchos, por el que han hasta perdido la vida muchísimos mexicanos, mujeres y hombres. Así como son muchos los conservadores, son también muchos, millones los que buscan la transformación, gente del pueblo, la gente más humilde, la gente más pobre, que ya está harta de ser humillada.
Si la prensa internacional defiende a la mafia del poder, allá ellos. ¿Por qué? Porque las empresas de esos países saqueaban con la complicidad de funcionarios de la llamada clase política mexicana. Por eso las reformas a la Constitución mientras el salario mínimo caía 75%, por eso la violencia que padece el país. ¿Es eso lo que defienden? Es un timbre de orgullo enfrentar a esta mafia de poder económico y de poder político. Dicen los moderados, que se quieren pasar como objetivos, que para qué trato estos temas. No, si esto es lo más importante para la transformación y además es en legítima defensa. Son golpistas, preparan el terreno.
Tenemos que defender la transformación y vamos muy bien, muy bien, porque la gente entiende. ¿Cuánto dinero se llevaban los medios? ¿Cuántos contratos recibían? Ése es el asunto. Yo declaro mis bienes y son públicos, ¿y por qué no van a ser públicos los bienes de Loret o de López-Dóriga, o de Krauze, o de Aguilar Camín, etcétera, etcétera, etcétera, o de los dueños de los medios de información públicos? Transparencia. Estamos viviendo tiempos de zopilotes, tiempos de canallas. No me refiero al pueblo y, para que les moleste más, al pueblo bueno, me refiero a la llamada sociedad civil o clase política, de veras”.
Estos conocidos ejes maniqueos de AMLO, donde explotará el resentimiento de tantos por los múltiples y añejos abusos de las élites, serán aceitados con denuedo por el tabasqueño quien, además, los podrá ahora catalizar en una imagen potente: la de Loret, un comunicador famoso, pero no exento de polémicos episodios en su carrera en Televisa.
El Presidente no la está pasando bien con el affaire de su hijo, qué duda cabe, pero no ha enloquecido, como algunos creen. Tiene claro el discurso y la estrategia para reactivar a sus huestes.
Eso conlleva grandes riesgos democráticos: para empezar, la siguiente víctima institucional es el Inai, que será denostado porque no le dará a López Obrador la razón (bueno, eso cree uno, porque luego el Inai hace cosas que ni cómo estar tranquilos).
Y va también por los medios, a los que con Loret de ejemplo someterá para que sean suyos rumbo a 2024.
El mensaje es claro: el Presidente no reparará, ni en la ley, para defender su proyecto.
