Luis tiene 27 años y reparte comida en bicicleta por la Ciudad de México desde hace casi cinco. No tiene seguro médico, no cotiza para una pensión y, si se enferma, deja de ganar. Como él, miles de personas sostienen buena parte de la vida urbana sin acceso a derechos básicos. Esa exclusión histórica por fin empieza a cambiar.
Desde el 1 de julio de este año, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) puso en marcha un programa piloto a nivel nacional para afiliar a las personas que trabajan en plataformas digitales. Es un paso importante, resultado de la reforma a la Ley Federal del Trabajo aprobada en diciembre pasado, que reconoce la relación laboral entre quienes laboran en estas apps y las propias plataformas.
¿El objetivo? Garantizar acceso al IMSS a repartidores, conductores y demás trabajadores de plataformas, atendiendo las particularidades de su empleo. Se trata de una política que podría beneficiar a más de 700 mil personas en todo el país, marcando un cambio estructural en la forma en que reconocemos y protegemos su trabajo. Es un proceso gradual y abierto a preguntas legítimas: ¿cómo se calcularán las cuotas? ¿Qué sucede si alguien trabaja para varias aplicaciones? ¿Quién cubre los pagos? Precisamente por eso arranca como un piloto de 180 días: para escuchar, ajustar y mejorar antes de hacerlo definitivo. Iniciativa que estará acompañada de un micrositio informativo con preguntas frecuentes, guías y canales de contacto.
Este avance tiene algo esencial: no le quita nada a las personas trabajadoras, solo les da derechos. Incluso si tienen más de un trabajo o reparten para distintas plataformas, el esquema está diseñado para brindarles cobertura sin complicaciones.
Hay que decirlo con claridad: el IMSS no parte desde cero. En 2020 lanzó la modalidad para Personas Trabajadoras Independientes (PTI), que ha permitido a más de 312 mil personas afiliarse voluntariamente al régimen obligatorio, con acceso a servicios de salud, pensión, incapacidades y guarderías. Para dimensionar: en los 25 años anteriores apenas se habían logrado 33 mil afiliaciones voluntarias.
Además, más de 14 mil mexicanas y mexicanos que viven en el extranjero ya se han inscrito al IMSS desde sus consulados, porque este modelo nace del compromiso con la dignidad humana y la justicia social, reconociendo que la migración es una realidad que merece protección y acompañamiento, no exclusión.
Este avance forma parte de un mismo camino: construir un sistema de seguridad social incluyente, que no deje fuera a nadie sin importar cómo o dónde trabaje. No se trata de imponer un molde único, sino de saldar una deuda histórica con quienes día a día sostienen la vida de nuestras ciudades.
Ejemplos internacionales apuntan en la misma dirección. En India, por ejemplo, el portal e-Shram ha registrado desde 2021 a millones de trabajadores independientes, incluyendo repartidores y conductores, lo que ha facilitado otorgarles cobertura de salud y pensiones. Una muestra de que sí se puede.
Desde la Conferencia Interamericana de Seguridad Social vemos con entusiasmo este paso concreto hacia la equidad, que continúa la tradición del IMSS como referente en la región para construir sistemas más inclusivos y adaptados a las nuevas formas de trabajo.
Afiliarse al IMSS no es solo un trámite: es empezar a proteger la salud, los ingresos y el futuro. Por eso, si conoces a alguien que trabaje en plataformas, pasa la voz. Entre todas y todos podemos ayudar a que este derecho llegue a quienes más lo necesitan.