Pedro Kumamoto: Lecciones de la cancha para México

Un partido entre el Leeds United y el Aston Villa le dio la vuelta al mundo
Un partido entre el Leeds United y el Aston Villa le dio la vuelta al mundo
Duelo.Un partido entre el Leeds United y el Aston Villa le dio la vuelta al mundo
Leeds United
autor
Pedro Kumamoto
Excandidato independiente al Senado por Jalisco
2019-04-30 |06:07 Hrs.Actualización12:57 Hrs.

Este domingo pudimos observar una acción poco común en el fútbol profesional: un equipo deliberadamente permitió que le anotaran un gol. 

La escuadra que recibió el gol fue el Leeds, comandados por el experimentado director Marcelo el Loco Bielsa quien le ordenó a su equipo que se dejaran anotar en la última jornada. ¿Por qué le regalarías un gol a tu adversario? Hay grandes lecciones detrás de una acción que parece contraria a toda lógica.

Se jugaba la penúltima fecha de la segunda división del fútbol británico en la liga conocida como Championship. El Leeds se enfrentaba al Aston Villa  y ambos equipos estaban obligados a ganar para lograr el ascenso directo a la Premiere League. Es decir, no solo se trataba una victoria común, sino que estas escuadras estaban disputando la posibilidad de ascender a una de las ligas más importantes y visibles del mundo.

Es decir, no solo se trataba una victoria común, sino que estas escuadras estaban disputando la posibilidad de ascender a una de las ligas más importantes y visibles del mundo.

Hacia el minuto 72 del encuentro un jugador del Aston Villa cayó lesionado al campo. Sus rivales no sabían si debían continuar o no con el encuentro. La misma confusión se vivió entre los jugadores del Aston Villa, quienes permanecieron parados, esperando que los jugadores del Leeds sacaran el balón para que pudiera recibir servicios médicos. Este momento fue aprovechado por Mateusz Klich y, para sorpresa de los rivales, en lugar de patear el balón fuera de las bandas, el jugador se enfiló a toda velocidad contra la portería y anotó un tanto que le daba la oportunidad de soñar al Leeds con volver a primera división, después de más de una década de estar fuera de ella.

Los reclamos no se hicieron esperar, la tensión en la cancha aumentó y se hicieron de palabras. En este contexto, Bielsa calmó a su equipo y, reconociendo que el gol había sido concretado gracias a la confusión suscitada por la lesión de uno de sus jugadores, le ordenó a su escuadra que se dejaran anotar. “No les regalamos el gol, se lo devolvimos”, declararía al finalizar el encuentro el director técnico argentino.

Este gesto de deportividad y de honestidad por parte de Bielsa sin duda enseña con el ejemplo. Hay quien cree que el Leeds se equivocó al haber permitido ese gol, quienes señalan que la responsabilidad era del árbitro, que un equipo jamás se debería dejar anotar. Sin embargo, da gusto ver que frente a cualquier excusa que pudiera haber tratado de justificar esta acción, se impuso el  juego limpio y el fútbol nos regaló un ejemplo para nuestras vidas.

Quizás convendría que este ejemplo de fairplay permeara en la política nacional y por un momento nos demostráramos que somos más grandes que nuestras divisiones internas. 

Por mencionar solo un ejemplo, se convierte en una necesidad apremiante construir unidad alrededor del tópico de inseguridad. Es doloroso y frustrante ver a los bandos más preocupados por instalar su relato sobre la violencia que se padece en México que en realidad cambiar la situación. 

Los terribles asesinatos de Minatitlán son un ejemplo claro en donde fue más importante señalar al rival, donde las barridas se dieron por doquier, en donde faltó el juego limpio. Quizás nos haga falta un momento colectivo en el que practicáramos lo visto en aquel partido.  

Necesitamos que tanto oposición como el gobierno dejen la lógica del golpeteo, la diatriba y los señalamientos, para pasar a un espíritu de construcción de un país en paz, justo, libre e igualitario. Hay dolores tan grandes como la inseguridad o el desastre ambiental que deberían ser atendidos con una mayor unidad, sin regatear el apoyo, sin meterle el pie al rival.

Particularmente en México, este ejemplo nos puede permitir imaginar otros horizontes posibles, donde la rivalidad no se confunde con pequeñez política, donde las distancias ideológicas no signifiquen fractura. A veces los deportes dan cátedra sobre la vida sin proponérselo. Ojalá lo que Bielsa nos enseñó permita que más personas se sumen al camino de la honestidad y la generosidad.