Pedro Kumamoto: La salud mental debe ser un derecho (1)

Es necesario trabajar para que los padecimientos mentales dejen de ser estigmatizados
Es necesario trabajar para que los padecimientos mentales dejen de ser estigmatizados
Salud mental.Es necesario trabajar para que los padecimientos mentales dejen de ser estigmatizados
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Pedro Kumamoto
Excandidato independiente al Senado por Jalisco
2022-05-31 |07:13 Hrs.Actualización07:13 Hrs.

La importancia del cuidado de la salud mental es una de las lecciones más importantes que nos ha dejado la pandemia. Antes de que llegara esta terrible crisis de escala mundial se hablaba poco acerca del tema; sin embargo, esto está cambiando, abriendo nuevas demandas que deben ser escuchadas y debatidas. En este y en mis siguientes artículos abordaré el tema y presentaré algunas propuestas al respecto.

Desde hace décadas las y los profesionales de la salud trabajan por que los padecimientos mentales dejen de ser estigmatizados y sean reconocidos como una responsabilidad prioritaria en los sistemas de salud pública. A pesar de ello, hasta hace pocos años la presencia de este tema en la discusión pública estaba reducida a sectores especializados y a una parte de la población joven.

La pandemia y las restricciones que los gobiernos implementaron como respuesta a ella cambiaron todo. Durante más de un año las niñas y niños permanecieron encerrados en casa sin espacios ni compañeros para jugar, las personas de la tercera edad aisladas por temor a ser contagiadas, madres y padres de familia vivieron el estrés diario de la incertidumbre laboral y jóvenes trataron de continuar sus estudios sin acceso a internet o comenzaron a buscar su primer empleo mientras muchos sectores paraban. A estos retos se sumaron el duelo por la pérdida repentina de seres queridos, el miedo, la soledad, el cansancio y el deseo de que todo terminara. Todo esto nos puso al límite como sociedad y visibilizó la importancia de estar bien para poder seguir adelante.

La pregunta es: ¿qué sigue después de esto? Es urgente que en los espacios de discusión política comencemos a hablar en serio acerca de las acciones concretas que pueden tomarse, desde todos los niveles y ramas del gobierno, para cuidar de la salud mental de la población. Es decir, la salud mental debe reconocerse primero como un problema público, un asunto de todas y todos; segundo, como un componente esencial de la salud pública como ya lo señala la Organización Mundial de la Salud; y tercero, como un derecho.

Es verdad que el pleno ejercicio de este derecho es un horizonte que aún se vislumbra lejano y que el desarrollo de políticas y leyes para satisfacer las necesidades actuales será también una conquista gradual, una que requerirá de mucha voluntad política. A pesar de ello, existen medidas que ya pueden ponerse en marcha y que nos permitirán avanzar en esta importante agenda.

Actualmente la cobertura pública para quienes necesitan acudir a terapias de atención psicológica es mínima. Este servicio es hoy, prácticamente, una posibilidad solo para quienes pueden pagarlo. Desde los tres niveles de gobierno podrían diseñarse programas para ofrecer terapias psicológicas gratuitas a los grupos poblacionales que más las necesitan, lo cual también permitiría a los gobiernos, como primera experiencia, desarrollar capacidades y aprendizajes que sirvan como base para construir un sistema de atención pública más amplio.

Dentro de los grupos que necesitan atención, es imprescindible contemplar al personal de los hospitales públicos, entre los que se encuentran doctoras, enfermeros, trabajadoras sociales y camilleros, ya que han estado sometidos a circunstancias de alto riesgo y estrés en los últimos tres años. En una situación similar está el personal de las unidades de protección civil y bomberos de todo el país, que todos los días se juegan la vida para salvar la nuestra. También es importante contemplar a las y los elementos de las distintas instituciones de seguridad pública, quienes están expuestos de manera cotidiana a escenas y situaciones de violencia que pueden afectar su desempeño en la protección de la seguridad de la población.

Como estos ejemplos existen otras medidas por las que se podría apostar en el corto plazo, como las políticas de concientización en materia de salud mental o la atención prioritaria a infancias y juventudes. Implementarlas nos permitiría dar los primeros pasos hacia el reconocimiento de la salud mental como un derecho para toda la población. De esto hablaré en mi próxima entrega.