Pablo Hiriart: Precampaña: termina como empezó

AMLO, Meade, y Anaya en el final de sus precampañas
AMLO, Meade, y Anaya en el final de sus precampañas
Se acabaron.AMLO, Meade, y Anaya en el final de sus precampañas
Especial
autor
Pablo Hiriart
Periodista
2018-02-09 |09:58 Hrs.Actualización09:58 Hrs.

Este domingo acaban las “precampañas” y terminan como empezaron: López Obrador con holgura en punta, Ricardo Anaya en segundo lugar y ligeramente debajo de él está José Antonio Meade.

¿Así van a llegar al primero de julio, y la elección está definida?

De ninguna manera. En la pasada, Peña Nieto llevaba 20 puntos sobre el segundo lugar, Josefina Vázquez Mota, y al final venció por sólo seis puntos al que iba tercero, López Obrador.

En la anterior, López Obrador llevaba diez puntos sobre el segundo lugar, Roberto Madrazo y casi 20 sobre el tercero, Felipe Calderón. Ganó el panista y perdió ya sabemos quién.

Previamente, en la de 2000, Francisco Labastida cabalgaba confiado en el primer lugar y el segundo sitio se lo disputaban el perredista Cuauhtémoc Cárdenas y el panista Vicente Fox, que resultó vencedor.

Así es que eso de que ya está definida la elección es cuento. Pero nada asegura que no vayan a llegar como van ahora.

El País sacó un promedio de las 12 encuestas recientes y el resultado fue 37 por ciento para AMLO, 27 para Ricardo Anaya y 25 para José Antonio Meade. Casi igual a la de El Financiero publicada este martes.

Nada está dicho.

¿Qué ha ocurrido en estas precampañas para arrojar los resultados que tenemos?

Ha salido el enojo, la rabia contra el gobierno, y la división del PAN muestra sus resultados.

Las propuestas de López Obrador no pueden ser más dañinas y excéntricas, y sin embargo va en primer lugar porque la población (un 37 por ciento, para ser precisos) galvaniza en él su hartazgo con la retórica y la práctica gubernamental.

Hace apenas un par de semanas, en Coahuila, ofreció mandar “al carajo” (textual) las reformas estructurales.

Dijo una locura, pero a fuerza de repetirlo (con otras palabras) hay gente que empatiza con él en esa ira pues la gasolina ha subido y el gas también.

Promete clausurar las obras del nuevo aeropuerto. Otra locura. Se necesita, pero la inmensa mayoría de la población no usa aviones para transportarse.

Cerrar el proyecto aeropuerto implicaría indemnizaciones millonarias a empresas que ya están trabajando ahí, y una pérdida de credibilidad para México ante inversionistas nacionales y extranjeros de la que no nos repondríamos en décadas.

Y sin embargo va primero. Hay oídos sordos a sus dislates presentados como programa de gobierno. El enojo manda.

Ricardo Anaya debería estar en el primer lugar, si no hubiera dividido a su partido al apoderarse de la candidatura con rudeza y malas artes.

La sola posibilidad de la candidatura independiente de Margarita Zavala le da a ella siete puntos. Le faltó visión a Anaya y carece de propuestas.

Eso de “cambio de régimen” es para una minoría, y ni siquiera en ese reducido círculo se entiende. A la gente de a pie, no le dice nada.

José Antonio Meade ha formulado propuestas para todo, pero en este momento casi nadie lo quiere escuchar.

Su campaña va mal por desorden interno y porque en él se personaliza el enojo ciudadano contra el gobierno.

Son tiempos de humores. De rabia justificada contra acciones y omisiones del gobierno federal, y contra el agandalle de la candidatura presidencial del PAN.

Por eso va arriba AMLO: no se escuchan las propuestas, sino que explotan los estados de ánimo.

¿Ese va a ser el desenlace de la elección de julio?

No lo sabemos, pero lo más probable es que en la campaña, y en el momento sublime de la democracia que se da cuando el ciudadano está a solas ante la boleta, se imponga la razón.