Omar Cepeda: El laberinto del presidente

El Presidente no acostumbra a mostrarse arrinconado, al contrario, es un experto en la ofensiva
El Presidente no acostumbra a mostrarse arrinconado, al contrario, es un experto en la ofensiva
AMLO.El Presidente no acostumbra a mostrarse arrinconado, al contrario, es un experto en la ofensiva
Cuartoscuro
autor
Omar Cepeda
Conductor y periodista mexicano especializado en asuntos internacionales
2022-10-05 |07:06 Hrs.Actualización07:06 Hrs.


El martes de la semana pasada, el presidente López Obrador soltó una frase que causó mucha incertidumbre. No acostumbra a mostrarse arrinconado, al contrario, es un experto en la ofensiva. En términos pugilísticos podríamos decir que siempre busca el knock out, pero esta vez, se fue a las cuerdas en el cuarto de seis rounds.

En la mañanera dijo: “estamos recibiendo muchas presiones de todo tipo y de muchas partes”, en relación al peligroso acertijo en el que se ha convertido el caso Ayotzinapa. No dijo quiénes son los grupos o instituciones que están propiciando esas “presiones de todo tipo”, pero para alguien como López Obrador, no cualquiera lo somete a esos incómodos vaivenes de la política y el poder.

Ya pasó una semana, y en lugar de que mejore el panorama, se sigue enrareciendo. Por diversas evidencias, las “presiones” apuntan a que provienen del Ejército, y son quienes buscan someter al Ejecutivo para que cesen las investigaciones y órdenes de aprehensión hacia su cuerpo castrense.

Esto significa una encrucijada mayúscula para López Obrador, a quien le están creciendo los enanos, después de otorgarle poder y presupuesto ilimitado las Fuerzas Armadas. Ahora ellas, maniobran para frenar la embestida proveniente, principalmente, de la Subsecretaría de Gobernación encabezada por Alejandro Encimas, quien sólo ha desempeñado un buen trabajo de transparencia. Para ello hacen entrevistas a modo, presionan al gabinete, se alían con la FGR.

Entre la espada y la pared, el presidente busca recomponer los equilibrios entre el Ejército y su gabinete, de los mandos civiles y militares, de la gobernabilidad del país.

Para colmo de males, apareció como un huracán tropical el hackeo y filtraciones hechas por el grupo de activistas “Guacamaya”, que vulnerando la seguridad de la Sedena se distribuyeron infinidad de información reservada y que podría contener información comprometedora con su proceder en diversas tareas.

A pesar de que el presidente minimiza cada mañana la información que pudiera darse a conocer públicamente, su incomodidad es notoria, no sólo porque de otros dependerá marcar la agenda mediática sobre su institución favorita, sino porque no necesariamente se hablará bien de ella.

Ya inició esta sección de ¿Quién es quién en el Ejército? El diario El País reveló abusos sexuales que prevalecen en las Fuerzas Armadas y que implican al menos a 42 militares. ¿Cómo se va actuar al respecto? ¿Qué dirá el presidente al respecto? ¿Negará estas filtraciones a pesar de que ha bendecido a otras? Un escenario que no estaba en sus planes, ni de gobierno, ni de comunicación, y del cual tendrá que rearmar una nueva estrategia para que no caigan las preferencias de él, y del Ejército.

Se incrementa el desgaste para el presidente, a dos años de que concluya su mandato, justo el que pensaba utilizar para presumir resultados y preparar la transición de su 4T.

La información seguirá apareciéndose, poco a poco, en un contexto donde se esperan de las Fuerzas Armadas resultados contundentes: para administrar empresas u oficinas del Estado, para combatir al crimen organizado, para construir obras públicas, para patrullar las calles, para proteger a los civiles. Tareas incompatibles con su naturaleza, pero que el presidente se ha empeñado en darles una nueva piel. Los resultados son previsibles, y no tan prometedores, difícilmente lograrán ser eficientes en todo o suplir administraciones civiles.

También están en juego la credibilidad y el respaldo que el pueblo les dé a las Fuerzas Armadas, justo cuando se conmemora otro 2 de octubre, y se pregunta si la supuesta izquierda que tanto cuestionó al Ejército hace 54 años, ahora hace bien en reconocer su permanencia en las calles.

Se enrarece cuando se refuerza la alianza entre el PRI y Morena, precisamente para brindarle más fuerza al Ejército y verlos patrullar las calles hasta 2028. Cuando la corrompida Guardia Nacional se mimetiza y subordina a las Fuerzas Armadas, y que sin estrategias claras de cómo lo harán, buscan transformar a una institución viciada por los excesos de Genaro García Luna. Cuando se espía… o investiga a periodistas, políticos o a personas de la sociedad civil, dizque por un asunto de inteligencia.

Un país enrarecido, mientras Andrés Manuel López Obrador camina sobre su laberinto, mientras la mitad de su gabinete piensa cómo saltar hacia su propio futuro.