Roberto Morris: La guerra, la paz y el Estado

El próximo gobierno debe establecer una ruta crítica para que la Guardia Nacional sea sujeta a un mando civil
El próximo gobierno debe establecer una ruta crítica para que la Guardia Nacional sea sujeta a un mando civil
Estrategia.El próximo gobierno debe establecer una ruta crítica para que la Guardia Nacional sea sujeta a un mando civil
Cuartoscuro
autor
Roberto Morris
Consultor político
2018-11-21 |16:15 Hrs.Actualización16:15 Hrs.


La guerra es el padre y el rey de todo”.

-Heráclito

Podría aseverar con confianza, que a través de la historia, las guerras han tenido mayor impacto en la conformación de los Estados que cualquier otro acto humano. Recalco este punto porque después de doce años de una guerra contra el crimen organizado en México, la cual está a nada de alcanzar la suma de 300 mil muertes, es necesario hacer una reflexión sobre cómo esta crisis ha impactado e impactará en la formación de nuestro país.

Fuente: Cuartoscuro

Esta reflexión es pertinente dada la reciente propuesta del aún presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de formar una Guardia Nacional que quedará bajo control militar y otras políticas públicas con tendencia centralista; propuestas que requerirán de una reforma constitucional para ser implementadas. Estas políticas han sido criticadas por la  oposición que señalan busca apuntalar hacia un pasado presidencialista y autoritario. ¿Lo son? Y si llegaran a serlas ¿son necesarias?

Muchos toman a la ligera y se mofan de la idea de la 4ta transformación, pero dado el país tan frágil que está recibiendo Andrés Manuel López Obrador, este sexenio será un parteaguas en la formación y evolución del Estado mexicano.

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LA GUERRA

Una larga tradición filosófica compartida por mentes de la talla de Hobbes, Marx y Foucault promueven la idea de que la guerra es ontológicamente previa a la paz, ya que todo nace del conflicto, esto incluye los Estados. Otra aproximación es que las guerras recientes son responsables del Estado moderno “forjadoras de naciones” o como dice el sociólogo Charles Tilly “La guerra hizo el Estado y el Estado hizo la guerra”.

En su libro War and Rise of the State, el autor Bruce Porter categoriza el efecto de las guerras sobre las naciones en tres: guerras que detonan cambios geográficos, guerras que causan la desintegración del Estado y guerras que detonan reformas profundas. Dada la situación actual, me atrevería a decir que al menos que el gobierno entrante logre que esta guerra cambie de giro y detone una serie de reformas sociales profundas y positivas, seguirá contribuyendo al debilitamiento del Estado.

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El saldo de los últimos doce años de guerra ha sido altísimo tanto en vidas humanas, como en desgaste institucional y social. Los jóvenes que votaron por primera vez en el 2018 llevan dos terceras partes de su vida viviendo en una guerra. México requiere paz. 

LA PROPUESTA DE SEGURIDAD DE AMLO: ¿UN GIRO HACIA LA PAZ?

 El 14 de noviembre, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, presentó el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024. De todo el plan el tema que más debate ha generado es la creación de la Guardia Nacional, la cual será subordinada a un mando militar (Sedena) a pesar de tener la tarea de impartir justicia civil. En una primera etapa ésta incorporará a policías militares, navales (no tropa) y policías federales; posteriormente se hará un reclutamiento entre jóvenes para llegar a la meta de 50 mil reclutas para el 2021. Esta guardia está modelada con base en la Gendarmería de Francia y en la Guardia Civil Española; ambos comenzaron como cuerpos adscritos al poder militar y ahora residen en el poder civil.

Otro aspecto que me parece fundamental resaltar es la estrategia de proximidad que implicaría que los miembros de la Guardia Nacional tendrían permanencia y desarrollarían arraigo en los 226 distritos en los cuales patrullarán el país; esto implica que  los elementos no solo irían para llevar a cabo misiones tácticas y luego retirarse, dejando la zona desprotegida. Este aspecto que ha sido poco mencionado es un factor clave que marca una diferencia entre la estrategia de López Obrador y la del modelo civil actual.

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Un caso de éxito de este tipo de patrullaje de proximidad se puede apreciar en Ciudad Nezahualcóyotl, municipio mexiquense que ha logrado bajar sus índices de inseguridad por debajo de la media nacional y cuya policía municipal es la quinta mejor evaluada del país. Considerando que su vecino es Ecatepec, uno de los municipios más violentos de la República, esto representa un logro importante para la administración del ayuntamiento y su estrategia de seguridad.

Entre la ola de críticas que ha recibido el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 se podrían resaltar las tres más recurrentes: la centralización de poderes, la militarización de la seguridad pública y temores por continuar con la violación sistemática a los derechos humanos.

 LA GUERRA COMO PUNTO DE PARTIDA PARA LA FORMACIÓN DEL ESTADO  

Es importante tomar en cuenta que la centralización de poderes es un aspecto fundamental y común en cualquier situación de guerra. Suponer que Andrés Manuel López Obrador es el que está iniciando este proceso es negar la gravedad de la decisión que tomó el expresidente de México Felipe Calderón hace doce años y que inició este proceso de recentralización al cual le dio continuidad el presidente Enrique Peña Nieto. Al hacer una revisión de guerras en el hemisferio oeste durante los últimos 600 años Bruce Porter concluyó:  

“Un gobierno en guerra es un conjunto de centralizaciones decididas a aplastar a cualquier oposición interna que impida la movilización de recursos militarmente vitales. Esta tendencia centralizadora que causa la guerra ha hecho del estado, a lo largo de de la historia, un desastre para los derechos humanos”.

En ese breve extracto, Porter virtualmente resume los últimos doce años de la estrategia nacional de seguridad de nuestro país. Sin embargo, no todo lo que tiene que ver con la centralización es negativo, en otros casos, gracias a la centralización de poderes en tiempos de guerra se han observado cambios profundos y positivos en políticas sociales. Entre estos destacan el incremento en gasto social, mejores condiciones laborales para trabajadores, y una mayor y mejor inversión en infraestructura.

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Carls von Clausewitz, uno de los teóricos más importantes de la guerra moderna, define la guerra como “una decisión de autoridades civiles para la continuación de las políticas públicas vía ‘otros medios’ ”; y aquí está el meollo del asunto ¿qué tipos de reformas y políticas públicas impulsará Andrés Manuel López Obrador con el considerable poder de un Gobierno centralizado que le heredaron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto? Y que gracias a la confianza que le ha brindado el electorado podrá profundizar. ¿Andrés Manuel aprovechará el centralismo para detonar un cambio social real? ¿o será para darle continuidad al autoritarismo del que hemos sufrido? 

EL CONTRAPESO ESTÁ EN LAS ENTIDADES FEDERATIVAS 

La centralización de poderes se ha dado con relativa facilidad en gran parte por complicidad de las entidades federativas del país. No existe en el país un mayor federalismo porque los estados no quieren cobrar impuestos locales. No existen mejores policías estatales y locales porque los gobernadores y presidentes municipales han decidido no invertir en ellos. A pesar de estar facultados para cobrar 23 distintos impuestos locales, en promedio las entidades federativas únicamente cobran 7, y de estos algunos en niveles sub óptimos. Un ejemplo de esto es que en México el cobro por impuesto predial equivale al 1% del PIB mientras que  el promedio de países de la OCDE es del 3%.

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Si tomamos esto en cuenta, quizás lo mejor que puede hacer el gobierno de Andrés Manuel López Obrador para fomentar el federalismo es llevar a cabo su propuesta de aplicar ciertos rubros del presupuesto de manera directa y no a través de los gobiernos estatales y municipales. Quizás así los estados se verán más incentivados a recaudar fondos para financiar dignamente a sus policías y otros proyectos prioritarios y así romper con el paternalismo del gobierno central.

Dado que el peor nivel de impunidad actualmente se encuentra a nivel municipal, es decepcionante que el plan propuesta no incluya un eje de colaboración colaborativa con estados y municipios para mejorar sus policías locales.

REFLEXIONES FINALES 

En la ciudad de Londres a los policías metropolitanos les dicen “bobbies” en honor a Sir Robert Peele  (1788 – 1856) quien fue el organizador de The Metropolitan Police Force – de las primeas policías civiles modernas de la historia. Peele fundó esta policía justamente por reportes de abusos de la entonces policía militar. Fue tal su importancia en el desarrollo de las policías modernas que sus principios siguen vigentes hoy.

Yo nunca he apoyado ni apoyaré la militarización de México, sin embargo si ya está tomada la decisión me parece importante mantener y fortalecer la policía federal como complemento civil de la Guardia Nacional; también será importante que el próximo gobierno establezca una ruta crítica para que la Guardia Nacional eventualmente sea sujeta a un mando civil – como en los países que la inspiraron – y por último que dentro de la(s) reforma(s) se incluya un mecanismo institucional y vinculante – no honorario ni observador– de supervisión en materia de derechos humanos; quizás también una figura de consejos ciudadanos de supervisión en los distritos que patrullan.

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Las decisiones que están por tomarse en el siguiente año van a impactar la formación del Estado mexicano por décadas, de ellas dependerán la profundización de una guerra o el inicio de un proceso de pacificación. Si el gobierno electo decide seguir adelante con el plan de la Guardia Nacional, tal como lo han presentado, el ala moderada de MORENA quizás sea la fuerza política más relevante para aterrizar una reforma enfocada en defender las garantías individuales de todos los ciudadanos. Estos deberán ser los interlocutores con los otros partidos, que honestamente nunca se habían mostrado muy preocupados por temas de derechos humanos y federalismo en el pasado.

La oportunidad que tiene Andrés Manuel López Obrador es única, la de aprovechar los poderes atribuidos a un mandatario en tiempo de guerra, para la formación de un Estado enfocado a la paz. Para esto es importante entender lo que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto nunca entendieron: esta guerra no es en contra del crimen organizado, la lucha es en contra de los vacíos históricos que ha dejado el Estado mexicano. Llenen esos vacíos y más pronto que tarde, habrá paz.