Juan Ignacio Zavala: La oposición y sus pendientes

¿El priismo se va a sumar incondicionalmente a una alianza opositora contra AMLO?
¿El priismo se va a sumar incondicionalmente a una alianza opositora contra AMLO?
Otra vez la alianzaz.¿El priismo se va a sumar incondicionalmente a una alianza opositora contra AMLO?
Cuartoscuro
autor
Juan Ignacio Zavala
Consultor en comunicación
2021-06-28 |06:48 Hrs.Actualización06:48 Hrs.

Mientras podemos disfrutar de las madrizas colectivas que se dan en Morena (el Presidente contra Monreal, Monreal contra Sheinbaum, Sheinbaum contra Marcelo y contra Mario Delgado, Marcelo contra sí mismo y Mario Delgado contra todos desde un excusado público), hay que apuntar que la denominada oposición tiene varios pendientes por resolver. Si bien es cierto que es más importante sentarse y planear estrategias precisas que dar tumbos alaridos con tal de salir con algo, tampoco es que cuenten con todo el tiempo del mundo. Aquí algunos pendientes.

¿Qué hacer con el PRI? Creer que el PRI es un bloque y que actúa de esa manera es un error. Pensar que el priismo se va a sumar incondicionalmente a una alianza opositora contra AMLO, también es un error. 

Como comentamos en este espacio la semana pasada, la elección de Rubén Moreira como coordinador de los diputados priistas es una clara señal de que estarán del lado de López Obrador. 

El propio Moreira votó a favor de Morena en la legislatura pasada incluso en contra de la votación de la bancada de su partido. La actitud lacayuna del presidente de ese partido, el señor Alito, con López Obrador es otra señal. 

El derrotero natural del priista duro es Morena, no es el PAN o a centro derecha. Quizá lo que queda es sumar a los liberales de ese partido –los prianistas– en la alianza y olvidarse del priismo como marca.

Hay una especie de velo sobre el resultado del priismo por su alianza con los otros. Pero no se olvide que sigue siendo una mala marca: perdió ocho gobiernos estatales en un solo día y solamente ganó 11 distritos. Así que habría que pensarse muy bien hasta dónde y para qué se puede llegar con ese partido.

El PAN. Solamente algunos de sus militantes, desde su derrota personal, dicen que le fue mal. La percepción es que le fue muy bien y en política y liderazgo mucho es percepción. Así que debe aprovechar su etapa ganadora. Al panismo le sirve cuando suma, cuando se encierra pierde y esa cerrazón se ha convertido en un hábito en los últimos 15 años. 

El PAN debería agradecerle a Marko Cortés su trabajo y hacer del liderazgo nacional algo verdaderamente visible además de incluyente. Hacer que la alianza gire en su entorno. Debe cuidar sus aliados y asesores: ya sabe con quién sí y con quién no, además de impulsar sus liderazgos. Es una tarea de lanzamiento, ese partido lo supo hacer muchos años. La opción contra Morena tendrá que ir de azul, las pasadas elecciones no dejan duda.

MC. Es el partido ganador de los comicios de este año. Si tenía fuerza al gobernar Jalisco, haber conquistado Nuevo León es una joya indiscutible. Muy probablemente López Obrador cambiaría los estados que ganó por Nuevo León. La parte “progre” de MC en la CDMX fue derrotada, pero eso no significa que ese discurso no tenga votos y proximidades. Su reto está en construir un mensaje político claro de qué es lo que son. La mezcla de progresismo con clase política vieja y rancia todavía despierta sospechas. Sin duda el comentario generalizado de que eran paleros de Morena, les afectó. De construir una imagen nítida depende mucho lo que siga con ese partido; tendrá la flexibilidad y la oportunidad de hacerlo. También tiene que definir su personalidad: es un partido que ha ganado y que ya no necesita ir al basurero para conseguir figuras y reciclar derrotas. Dada su condición liberal –eso se percibe– es probable que fracasados y traidores corran de su partido para subirse a la inercia del movimiento naranja. A MC le llegó el tiempo de las definiciones.

El PRD. Como todos saben, ese partido cabe en un elevador. No hay espacio para una supuesta opción de izquierda que aparte ni representa. Quizá ese partido debiera ser, en una especie de abducción, tomado por Claudio X. y compañía para utilizarlo como plataforma de lanzamiento de otros liderazgos y así configurar otro frente de batalla contra López Obrador y sus secuaces.