Enrique Quintana: Los misterios del ‘superpeso’ y su historia

El tipo de cambio de la moneda, ha sido diferente en los sexenios
El tipo de cambio de la moneda, ha sido diferente en los sexenios
La historia.El tipo de cambio de la moneda, ha sido diferente en los sexenios
Shutterstock / Cuartoscuro
autor
Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2023-04-10 |07:42 Hrs.Actualización07:42 Hrs.

Hace tiempo en México se usaban frecuentemente los conceptos “sobrevaluado” o “subvaluado” para referirse a la cotización de nuestra moneda frente al dólar.

Cuando una divisa se sobrevaluaba, aumentaban las posibilidades de una corrección importante, de una devaluación brusca.

Para calcular si una divisa estaba en equilibrio, subvaluada o sobrevaluada, se consideraba un tipo de cambio teórico, que reflejara los diferenciales entre los incrementos de los precios de Estados Unidos y México.

El razonamiento funcionaba de esta manera. Si en un año determinado la inflación en Estados Unidos fuera del 5 por ciento y la de México fuera del 10 por ciento, la paridad de nuestra moneda debiera depreciarse para reflejar ese diferencial.

Así, el tipo de cambio teórico del peso debería depreciarse en alrededor de 5 por ciento frente al dólar para mantener la paridad de los poderes de compra.

Si lo hacía en mayor proporción, se subvaluaba, si el movimiento era en menor proporción, se sobrevaluaba.

Veamos qué resulta si hacemos un ejercicio con los valores de nuestra moneda, considerando hipotéticamente que el final del año 2012 la paridad estuviera en equilibrio.

Desde entonces y hasta febrero de 2023, la inflación en México fue de 58.9 por ciento en tanto que la inflación en Estados Unidos fue de 31 por ciento.

El diferencial inflacionario fue de 21.3 por ciento.

Al final de 2012, la paridad del peso frente al dólar fue de 12.87, de modo que un tipo de cambio teórico que solo ajustara el diferencial de inflaciones debería estar en 15.61 pesos.

Si hoy la paridad es de 18.12 pesos por dólar, no pareciera que nuestra moneda estuviera sobrevaluada sino más bien subvaluada.

Pero, las cosas cambian completamente si consideramos como valor de referencia el de diciembre de 2018.

La inflación en México, desde entonces, ha sido de 24.3 por ciento mientras que en Estados Unidos la cifra fue de 19.8 por ciento. El diferencial de inflaciones es de 3.8 por ciento.

Considerando la paridad de 19.70 para el cierre de 2018, el tipo de cambio teórico con la referencia de 2018 es de 20.44 pesos actualmente.

Es decir, con esa comparación habría una sobrevaluación de alrededor de 8 por ciento, considerando el cierre del viernes en los mercados internacionales, de 18.12 pesos por dólar.

El sexenio de López Obrador es atípico en términos de los movimientos cambiarios.

En el sexenio de Enrique Peña la inflación fue de 27.9 por ciento en México y de 9.4 por ciento la de EU. El diferencial de precios fue de 16.9 por ciento mientras que el peso se depreció en 52.7 por ciento.

Es decir, en el sexenio de Peña, la depreciación real de nuestra moneda fue de poco más de 30 por ciento. La administración anterior ha tenido la mayor devaluación en todo este siglo.

Durante el gobierno de Calderón la depreciación nominal del peso frente al dólar fue de 18 por ciento, pero el diferencial de precios fue de 12.9 por ciento, así que también tuvimos una depreciación real de nuestra moneda de 4.5 por ciento.

Finalmente, en esta revisión encontramos también que en el sexenio de Vicente Fox la inflación en México fue de 29.8 por ciento contra la de 16 por ciento en Estados Unidos.

Es decir, el diferencial de inflaciones fue de 11.9 por ciento. La depreciación nominal de nuestra moneda frente al dólar fue de 13 por ciento, de modo que la devaluación real fue de 1 por ciento. Prácticamente se quedó en equilibrio.

Las depreciaciones acumuladas en los años de los gobiernos de Calderón y Peña dejaron un espacio amplio para que haya una revaluación real del peso en esta administración que no ha traído consigo, por lo menos por ahora, problemas mayores en nuestras cuentas externas.

Pero, hay que tener cuidado de imaginar que estos resultados son producto de las políticas cambiarias.

Lo que hemos tenido desde 1995 es un sistema de libre flotación, en el que el peso fija su paridad frente al dólar en función de múltiples factores.

Imaginar que en esta administración las cosas se han hecho mejor porque el resultado –hasta ahora– ha sido una apreciación real de nuestra moneda, es una falacia.

Seguiremos con este tema.