Enrique Quintana: ¿Hasta cuándo aguantar la incertidumbre?

¿A México le conviene tener una renegociación larga del TLCAN?
¿A México le conviene tener una renegociación larga del TLCAN?
Cuando quieran.¿A México le conviene tener una renegociación larga del TLCAN?
AFP
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Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2017-03-01 |07:27 Hrs.Actualización07:27 Hrs.

El secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, ratificó ayer que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) no se va a resolver en el corto plazo.

Apenas esta semana hay un secretario de Comercio en funciones en EU, y quien usualmente lleva las negociaciones, el Representante Comercial del gobierno norteamericano, ni siquiera ha sido confirmado por el Senado.

Igualmente señaló que el TLCAN no es un ‘acto de fe’, y si en algún momento no nos conviene, pues nos salimos.

Ayer, el senador Héctor Larios pidió a Videgaray –lo que el propio Canciller suscribió- demandar al gobierno norteamericano una definición de cuáles son los aspectos del Tratado que quiere renegociar, pues la iniciativa de reabrirlo no surgió ni de México ni de Canadá.

Bien puede responder el gobierno norteamericano o no hacerlo, y simplemente alargar las conversaciones y negociaciones.

Pero también, el gobierno de EU puede desesperar y tomar la iniciativa de instrumentar el BAT (tarifa de ajuste fronterizo) con lo que violentarían las negociaciones.

Ayer por la noche, el discurso de Trump no mencionó nada de esto, pero sí tuvo un sesgo claramente proteccionista, al margen de declararse partidario del libre comercio.

Aunque todo está en el terreno especulativo, deberíamos preguntarnos si a México le convendría aventurarse en una renegociación larga y con resultados inciertos.

Si en el corto plazo no surge la certeza de que el gobierno de Trump no va a imponer aranceles disfrazados (como el caso del BAT) y no se definen con cierta precisión los detalles del TLCAN que se propone renegociar, tal vez la mejor alternativa fuera levantarnos de la mesa –como ya lo refirió Ildefonso Guajardo, secretario de Economía– y decirles que así, no nos interesa hablar, para obligar a que sea EU quien denuncie el TLCAN y se sujete a las reglas de la OMC.

El otro problema que eventualmente enfrentaría el proceso de renegociación es que ésta tendría lugar en un periodo de elecciones federales en México. Y tampoco sería remoto que la negociación se concluyera hasta después de las elecciones de junio de 2018.

Si hubiera certeza respecto a la composición futura del Senado y a una eventual continuidad de la política económica luego de la elección del próximo año, simplemente habría que esperar unos meses para firmar y ratificar el nuevo Tratado.

Pero, si no es así y otra fuerza y otra visión llegan al gobierno, se agregaría otro ingrediente a la incertidumbre.

Cuando se ve este panorama se entiende la impaciencia de quienes desde ahora quisieran que México de plano se levantara de la mesa y se saliera del TLCAN y mejor utilizara los siguientes meses en ‘acomodarse’ a una nueva relación comercial basada en las reglas de la OMC.

El problema es que tampoco hay certeza de que el gobierno de Trump se acoja plenamente a las reglas de esa institución multilateral.

Y si no fuera ese el caso y EU tomara decisiones discrecionales, entonces sí estaríamos en un camino al desastre.

Creo que lo correcto es intentar avanzar en la renegociación y estar listos para salir de ella cuando se perciba que los costos son mayores que los potenciales beneficios.

Y, la prolongación de la incertidumbre puede ser uno de esos costos que en algún momento ya no será aceptable para México.