Enrique Quintana: En plena tercera ola y “nos sobran” 20 millones de vacunas

En la capital del País se están vacunando a todas las personas mayores de 30 años
En la capital del País se están vacunando a todas las personas mayores de 30 años
En la CDMX.En la capital del País se están vacunando a todas las personas mayores de 30 años
Cuartoscuro
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Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2021-07-19 |07:23 Hrs.Actualización07:23 Hrs.

Estamos hoy en México en una desigual carrera entre la vacunación y las variantes, como la delta, que amenazan con llevar de nuevo los contagios en nuestro país a los niveles que tuvimos en la crisis de enero.

Esta semana, en la Ciudad de México se cambió la lógica de la vacunación y se ha abierto la posibilidad de que todas las personas mayores de 30 años acudan a recibir la primera dosis de la vacuna a cualquier sede que elijan, independientemente de su residencia.

Hay el interés de acelerar el proceso de vacunación. Esperemos que no sea tarde.

Los datos señalan que en los primeros 16 días de julio se aplicaron en promedio a escala nacional 500 mil dosis cada día.

La proporción de la población que tiene el esquema de vacunación completo, según cifras oficiales, es de 17.4 por ciento mientras que hay otro 12.6 por ciento que tiene al menos una dosis.

Sigue siendo un porcentaje pequeño que no nos ‘blinda’ frente a la difusión de las variantes que hemos observado.

Aun en países con un mucho mayor avance del proceso de vacunación como el Reino Unido, se ha observado un fuerte repunte de los contagios.

El porcentaje de vacunados en ese país es del 52 por ciento con esquema completo y 16 por ciento adicional con una sola dosis.

Para llegar a ese porcentaje, al ritmo de 500 mil dosis por día que tenemos en México, todavía nos faltarían tres meses. Es decir, estaríamos llegando al nivel actual del Reino Unido hacia mediados del mes de octubre.

El promedio de nuevos contagios diarios en ese país durante la última semana fue de 39 mil 614, que contrasta con la cifra de 3 mil 210 con la que había terminado mayo. Es decir, en cuestión de mes y medio los contagios se multiplicaron 12 veces.

Por eso digo que la carrera entre vacunas y variantes es desigual.

El resultado de la tercera ola han sido ya medidas restrictivas en numerosos países. Por ejemplo, en algunas regiones de España regresaron los toques de queda, así como la limitación del número de personas que pueden estar reunidas.

En México, en diversas ciudades, que no la capital, ya se bajó el aforo a lugares cerrados y se empiezan a limitar más los horarios.

El crecimiento de los contagios en México está asociado a la difusión de variantes como la delta. La Secretaría de Salud de la CDMX estima, de acuerdo con el muestreo de virus que realiza, que alrededor del 65 por ciento de los nuevos contagios ya son de delta.

Ya habían advertido los expertos que, de manera natural, mientras más tiempo permanezca la pandemia más probabilidades existen de que se desarrollen nuevas variantes.

Hasta ahora, por fortuna, no parece haber surgido ninguna que pueda eludir las vacunas.

Sin embargo, la semana pasada, la Organización Mundial de la Salud advirtió respecto a la posibilidad de que en los próximos meses aparezcan nuevas variantes que sean aún más peligrosas que la delta.

Si ese ritmo de contagio que tuvimos en México en la última semana se mantuviera, al término de este mes de julio tendríamos una situación semejante a la de los peores momentos de enero en cuanto a número de contagios.

Si ya la Ciudad de México cambió la lógica de la vacunación, ¿no será tiempo de hacerlo también a escala nacional y permitir la participación de los gobiernos estatales y el sector privado?

La diferencia entre las dosis disponibles, según las cifras de la Cancillería, y las dosis aplicadas se va a acercando a los 20 millones. Es decir, tenemos cerca de 20 millones de vacunas que no se aplican.

Es absurdo que en medio de esta nueva crisis haya ese volumen de vacunas no usadas por la absurda centralización que el gobierno federal ha decidido.

¿Qué tendrá que suceder para que las cosas cambien?