Enrique Quintana: AMLO le sacará raja al viaje a EU

En las reuniones que el día de hoy se efectuarán, López Obrador tiene todas las de ganar
En las reuniones que el día de hoy se efectuarán, López Obrador tiene todas las de ganar
En Washington.En las reuniones que el día de hoy se efectuarán, López Obrador tiene todas las de ganar
Cuartoscuro
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Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2021-11-18 |07:12 Hrs.Actualización07:06 Hrs.

En las reuniones que el día de hoy se efectuarán en Washington, el presidente López Obrador tiene todas las de ganar.

Es inusual que en encuentros de jefes de Estado broten públicamente las diferencias que tienen. Ha sucedido, pero en realidad en ocasiones excepcionales.

Los funcionarios de los gobiernos normalmente trabajan para asegurar que las conversaciones sean amables y fluidas y que al final, los asistentes puedan tomarse fotos sonrientes, con un comunicado de prensa descafeinado.

Creo que no va a ser esta la excepción.

No quiere decir que no haya diferencias entre México y sus vecinos, pero lo más probable es que no afloren de manera protagónica en las conversaciones, por lo menos en la parte de ella que se volverá pública.

En el ámbito trilateral, seguramente el énfasis va a estar puesto en dos grandes asuntos: los temas vinculados con la vacunación y la pandemia, así como en el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y su uso para aumentar la competitividad de la región.

Allí no habrá grandes diferencias.

En el ámbito de las conversaciones bilaterales con el gobierno norteamericano seguramente los temas dominantes serán el de la migración, así como el de la seguridad en sus diferentes facetas.

Quienes piensen que López Obrador se va a enfrentar a un molesto presidente Biden por la iniciativa de la reforma eléctrica se van a quedar esperando. No va a ocurrir.

Esto no quiere decir que no haya preocupación en diferentes ámbitos de la política y la empresa norteamericanas por esta iniciativa, sin embargo, este encuentro no será el espacio para dirimir esas diferencias.

Las discusiones, de darse, se producirán en otro momento y en el ámbito legislativo o entre funcionarios de otro rango, pero no van a tener la jerarquía para convertirse en un tema de jefes de Estado.

El propio canciller Marcelo Ebrard señaló ayer que el tema de la reforma en materia de energía no será parte de la agenda de las conversaciones.

Usualmente, desde México dimensionamos de manera distinta las preocupaciones de la relación bilateral.

El presidente Biden tiene ahora en la cabeza, de manera destacada, el hecho de que su popularidad está en los niveles más bajos de su administración, con una aprobación a su gestión de 41.5 por ciento y una desaprobación de 53.2 por ciento, según el promedio calculado por RealClear Politics.

Biden sabe, además, que los republicanos buscarán que el tema migratorio se le siga complicando para que pueda ser una parte importante de las campañas en las elecciones intermedias del 2022.

La regla que tradicionalmente se presenta en esos comicios es que el partido en el gobierno pierda en estas elecciones una parte de las sillas de la Cámara de Representantes.

En este caso, lo más probable es que pase a manos de los republicanos.

Eso implicaría que a Biden le queda realmente sólo el 2022 para tratar de instrumentar los proyectos que le den un sello a su administración.

Y el gobierno mexicano se ha convertido en una pieza clave para ayudarle a manejar el tema de la migración.

Una actitud laxa de México puede hacer que el escenario se le complique aún más. Una más rígida, puede frenar el flujo de migrantes.

Eso le da al gobierno de López Obrador una ventaja en la negociación que nunca tuvo en la etapa de Trump.

Además, el empuje de la economía norteamericana sigue resolviendo deficiencias diversas de la gestión económica de nuestro país.

Por esa razón me parece que al término del encuentro del día de hoy, López Obrador podrá hacer un balance positivo.

Y por cierto, Marcelo Ebrard sumará otros puntos en la carrera.