¿Por qué el TLCAN es la prueba de fuego de Donald Trump?

La renegociación del TLCAN fue una de las grandes promesas de campaña de Trump
La renegociación del TLCAN fue una de las grandes promesas de campaña de Trump
¿En problemas?La renegociación del TLCAN fue una de las grandes promesas de campaña de Trump
AFP
DPA
2017-08-20 |11:34 Hrs.Actualización13:32 Hrs.
CREEMOS QUE IMPORTA POR...

Porque con la renegociación, Trump pretende reducir el déficit comercial de México 

Este domingo termina la primera ronda de renegociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), una tarea impuesta por el presidente Donald Trump y que busca sacar a Estados Unidos de dicho convenio si no considera favorable el resultado.

Aunque México y Canadá están dispuestos a negociar y sacar lo mejor del acuerdo actual, las cosas toman mucho mayor importancia para  Trump. ¿Por qué? Acá te contamos

El presidente estadounidense entró en la Casa Blanca agitando la bandera del proteccionismo y atacando a México por todos los flancos, también por el comercial.

"Es una autopista de una sola vía hacia México", dijo sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, responsabilizando al acuerdo de libre comercio y al vecino del sur de muchos de los males económicos de su país.

Por lo tanto, la renegociación del tratado es su medida estrella en materia comercial, pero también un instrumento de política interna.

Conjugar ambas cosas implica un riesgo. Agricultores, ganaderos y distribuidores, entre otros, le han advertido de los peligros de alterar un tratado que ha sido beneficioso para ellos.

"Trump necesita una victoria política para sus bases, y esa podría ser el Nafta", dijo Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano.

La modificación del TLCAN es la traslación al ámbito comercial del "America First", el lema de campaña electoral que Trump ha llevado consigo a la Casa Blanca como línea de acción de Gobierno.

El mandatario quiere sobre todo reducir el déficit comercial con México, que alcanzó 64, 000 millones de dólares el año pasado, y una mayor producción de manufacturas, reduciendo las que entran a la zona desde China. 

"Trump se enfrenta a una ardua tarea: renegociar el acuerdo para demostrar que está cumpliendo su retórica de campaña contra el libre comercio, pero a la vez, no poner en riesgo la relación económica con México y alienar a la comunidad empresarial que se vería afectada por una reforma radical", indica Shifter.

No es el único riesgo que afronta el mandatario. El tratado final tiene que ser aprobado por el Congreso estadounidense para que pueda entrar en vigor y, como ya se ha visto en otros asuntos, Trump no solo corre el riesgo de tener a los demócratas en contra, sino también a algunos republicanos.

Haga lo que haga, puede tener dificultades para vender el mensaje de victoria en una opinión pública ante la que calificó como el peor tratado firmado nunca un acuerdo que eliminó las restricciones al comercio y a la inversión entre Estados Unidos, México y Canadá y que multiplicó por cuatro el intercambio comercial entre ellos, hasta los 1.1 billones de dólares.

"Si no hace suficiente para reescribir el acuerdo, los demócratas, con el apoyo de los líderes sindicales en los estados que apoyan a Trump, dirán que se ha apartado de sus promesas de campaña", apunta Jon Lieber, de Eurasia Group, la mayor consultora de riesgo político del mundo.

"Si va demasiado lejos, los republicanos, con apoyo de líderes empresariales estadounidenses, dirán que está rompiendo un acuerdo que funcionaba y dañando la economía", añade Lieber.

Las negociaciones, que tras esta primera ronda en Washington tendrán continuación en la primera quincena de septiembre en México, se celebran además bajo su amenaza de hacer saltar el tratado por los aires si cree que el resultado no es bueno para su país.

"La renegociación del TLCAN es importante para la agenda doméstica de la administración en la medida de que forma parte de la política nacionalista de 'compra estadounidense", explicó Monica de Bolle, del Peterson Institute for International Economics, un think tank de Washington.

La analista del Peterson Institute considera que las probabilidades de que Trump saque a Estados Unidos del tratado son casi inexistentes, pero apunta que las negociaciones podrían extenderse mucho más de lo que se espera oficialmente.

"Pueden tomar tiempo, posiblemente años, dos o tres al menos", indica. Sobre todo México, pero también Estados Unidos, han mostrado prisa por terminarlas a finales de este año o principios del siguiente porque en ambos países hay elecciones en 2018 -en México, presidenciales, y en Estados Unidos, legislativas de medio término- y las negociaciones en campaña no son buenas.

Shifter cree que la influencia de los asesores económicos más estrechos de Trump y otros miembros de la administración hace improbable que abandone el Nafta. "Pero con él hemos aprendido que es imprudente descartar cualquier posibilidad. Es impredecible", añade.