Una llamada telefónica entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a colocar la guerra en Ucrania en el centro de la agenda internacional, luego de que el presidente ruso denunciara un presunto ataque con drones contra una de sus residencias oficiales, un hecho que provocó molestia en el mandatario estadounidense.
El Kremlin informó que el incidente ocurrió la madrugada del 29 de diciembre en la región de Nóvgorod, donde se ubica una de las residencias presidenciales rusas.
Según Moscú, el ataque habría sido ejecutado por Ucrania con drones de largo alcance, en un momento en el que Rusia y Estados Unidos mantenían contactos para avanzar en un posible acuerdo de paz.
Durante la conversación, el asesor presidencial ruso Yuri Ushakov señaló que Trump reaccionó con enojo al conocer la versión del Kremlin y expresó que “no se podía ni imaginar una acción tan descabellada” por parte de Kiev. De acuerdo con el funcionario, el mandatario estadounidense advirtió que el hecho influiría en su postura hacia el gobierno ucraniano.
Putin sostuvo que el ataque ocurrió casi de inmediato después de lo que Washington consideró una ronda de negociaciones exitosa en Mar-a-Lago y afirmó que este tipo de acciones “terroristas” no quedarían sin respuesta. El presidente ruso adelantó que Moscú revisará su actitud en las negociaciones, aunque sin suspender el diálogo con Estados Unidos.
Más tarde, el canciller ruso Serguéi Lavrov detalló que el ataque habría involucrado 91 drones con carga explosiva, los cuales —aseguró— fueron derribados por la defensa antiaérea sin dejar víctimas ni daños materiales. La residencia señalada se localiza en el complejo de Valdai, uno de los inmuebles oficiales del mandatario ruso.
Desde Kiev, el presidente Volodímir Zelensky negó categóricamente las acusaciones y calificó el señalamiento como una “mentira”. Afirmó que Rusia busca un pretexto para justificar nuevos ataques y frenar los avances diplomáticos alcanzados con Estados Unidos tras su reciente reunión con Trump.
Horas después, Trump confirmó públicamente que Putin le habló del presunto ataque y declaró: “No me gusta. No es bueno”. Aunque admitió que existe la posibilidad de que la acusación sea falsa, añadió: “El president Putin me dijo esta mañana que sí ocurrió”.
La Casa Blanca se limitó a informar que la llamada entre ambos mandatarios fue “positiva” en relación con Ucrania, sin hacer referencia directa al ataque. El episodio se produce tras el encuentro entre Trump y Zelensky en Florida, donde ambos se mostraron optimistas, aunque sin alcanzar un acuerdo definitivo para poner fin al conflicto.



