El presidente Donald Trump anunció el miércoles la incautación de un petrolero en la costa de Venezuela, en medio de crecientes tensiones con el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro.
Este es el último intento de la administración Trump por aumentar la presión sobre Maduro, quien ha sido acusado de narcoterrorismo en Estados Unidos.
Estados Unidos ha llevado a cabo una serie de ataques militares letales en el Mar Caribe y el Océano Pacífico oriental contra embarcaciones que, según la administración republicana, transportaban drogas.
“Acabamos de incautar un petrolero en la costa de Venezuela, un petrolero grande, muy grande, el más grande jamás incautado”, declaró Trump a la prensa en la Casa Blanca.
Trump afirmó que “hay otras cosas sucediendo”, pero no ofreció más detalles, afirmando que hablaría más al respecto más adelante.
La incautación fue liderada por la Guardia Costera de Estados Unidos y apoyada por la Armada, según un funcionario estadounidense que no estaba autorizado a hacer comentarios públicos y habló bajo condición de anonimato.
El funcionario añadió que la incautación se llevó a cabo bajo la autoridad de las fuerzas del orden de Estados Unidos.
Maduro no se refirió a la incautación durante un discurso ante una manifestación organizada por el partido gobernante en Caracas, la capital de Venezuela.
Sin embargo, les dijo a sus simpatizantes que Venezuela está “preparada para romperle los dientes al imperio norteamericano si es necesario”.
Maduro, rodeado de altos funcionarios, afirmó que solo el partido gobernante puede “garantizar la paz, la estabilidad y el desarrollo armonioso de Venezuela, Sudamérica y el Caribe”.
Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo y produce alrededor de un millón de barriles diarios.
Excluida de los mercados petroleros mundiales por las sanciones estadounidenses, la petrolera estatal vende la mayor parte de su producción con grandes descuentos a refinerías chinas.
Las transacciones suelen involucrar una compleja red de intermediarios en la sombra, ya que las sanciones ahuyentaron a los comerciantes más establecidos.
Muchas son empresas fantasma, registradas en jurisdicciones conocidas por su secretismo. Los compradores despliegan “buques tanque fantasma” que ocultan su ubicación y entregan sus valiosos cargamentos en medio del océano antes de que lleguen a su destino final.
