Estados Unidos abrió una nueva etapa en su ofensiva militar contra el narcotráfico con el inicio formal de la Operación Lanza del Sur, una estrategia que coincide con la llegada al Caribe del portaaviones USS Gerald R. Ford, la mayor pieza naval del país.

El Pentágono aseguró que el despliegue tiene como objetivo directo reforzar la capacidad para “detectar, vigilar e interrumpir a los actores y actividades ilícitos”, en palabras de Sean Parnell, portavoz jefe del Departamento de Defensa.
El anuncio se produjo después de que el Comando Sur difundiera las primeras imágenes del Gerald R. Ford navegando en el Atlántico occidental junto a un bombardero B-52, aviones de combate y la flota que lo acompaña.
El mensaje de la publicación fue contundente: “Océano Atlántico occidental, en la región #SOUTHCOM, el Grupo de Ataque de Portaaviones Doce despliega una presencia con propósito: disuadir redes ilícitas, desarticular amenazas transnacionales, salvaguardar el Caribe y defender la patria. @CVN78_GRFord”.
La operación fue confirmada también por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien reiteró el objetivo central del movimiento militar. “Esta misión defiende nuestra patria, elimina a los narcoterroristas de nuestro hemisferio y protege a nuestra patria de las drogas que matan a nuestra gente”, escribió en X. El funcionario añadió: “El Hemisferio Occidental es el vecindario de Estados Unidos - y lo protegeremos”.

El mayor despliegue naval estadounidense en Latinoamérica en décadas
La llegada del Gerald R. Ford —que la Marina describe como “la plataforma de combate más capaz, versátil y letal del mundo”— eleva a más de 15 mil los efectivos estadounidenses en la región, un nivel inédito en décadas. El portaaviones, con capacidad para 4 mil 500 tripulantes y 70 aeronaves, opera con energía nuclear, supera los 335 metros de eslora y está equipado con catapultas electromagnéticas, radares avanzados y sistemas de defensa ESSM y CIWS.
El movimiento se anunció un día después de que el titular del Pentágono informara sobre la muerte de seis personas en dos ataques contra embarcaciones sospechosas de contrabando en el Pacífico, elevando a 76 las personas fallecidas en 19 operaciones realizadas desde septiembre en el Pacífico y el mar Caribe.
Implicaciones regionales
La nueva fase, señalan analistas consultados en Washington, amplía las opciones operativas de EU por la combinación del portaaviones con sus buques escolta. El Gerald R. Ford es el primero de su clase y marcó el relevo de los portaaviones Nimitz, activos durante más de tres décadas.

La presencia del buque también ocurre en un contexto de creciente tensión política con Venezuela. El secretario de Estado, Marco Rubio, afirmó esta semana que el país sudamericano es “un régimen ilegítimo, básicamente una organización de narcotráfico que se ha adueñado del poder”. Añadió que “esto es una operación antidrogas. Y si dejan de enviar barcos con drogas, no habrá ningún problema”.
Aunque el presidente Donald Trump declaró recientemente que no tiene intención de iniciar una guerra contra Caracas, la presencia naval estadounidense incrementa la presión sobre el gobierno venezolano y consolida el mensaje de fuerza que Washington pretende enviar con la Operación Lanza del Sur.



