El operativo del ejército israelí contra la Flotilla Global Sumud, que navegaba hacia Gaza con ayuda humanitaria, detonó una ola de manifestaciones en distintos continentes. La detención de activistas de 44 nacionalidades —entre ellos varios mexicanos, además de figuras como Ada Colau y Greta Thunberg— amplificó el alcance mediático y político del incidente.
Las imágenes del asalto, transmitidas en directo gracias a que los sistemas de comunicación de las embarcaciones no fueron neutralizados, mostraron la aprehensión de decenas de tripulantes mientras ondeaban banderas palestinas y gritaban mensajes de solidaridad.
El hecho reactivó el debate sobre el bloqueo impuesto por Israel y la crisis humanitaria en el enclave.
En Barcelona, ciudad de donde zarpó la flotilla el pasado 30 de agosto, centenares de manifestantes se concentraron frente al consulado israelí convocados por la Confederación General del Trabajo (CGT), coreando consignas como “¡Palestina libre!”, “No es una guerra, es un genocidio” y “Estado sionista, estado terrorista”.
La policía catalana cargó contra los manifestantes para dispersar la concentración, aunque no se reportaron heridos.
Bruselas reunió a miles de personas en la Place de la Bourse con demandas de romper relaciones diplomáticas con Israel y exigir la liberación de los activistas. En Berlín, la estación central de trenes se transformó en epicentro de movilizaciones con cánticos de “Palestina libre” y denuncias de “genocidio” y “limpieza étnica”.
Italia fue otro de los focos de mayor tensión. En Roma y Nápoles, manifestantes bloquearon vías ferroviarias, mientras en el puerto de Livorno los estibadores, apoyados por sindicatos, impidieron el atraque de un buque de la naviera israelí Zim.
El sindicato más grande del país, la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), anunció una huelga general para el 3 de octubre.
“La agresión contra barcos civiles que transportaban ciudadanos italianos es un asunto extremadamente grave”, denunció la CGIL. El Unione Sindacale di Base (USB) llamó incluso a bloquear el puerto de Génova e instó a iniciar movilizaciones inmediatas: “Ahora es el momento de bloquear todo, empezando inmediatamente las movilizaciones en todas las cuadras”.
Las protestas también se extendieron a Turquía, con marchas masivas en Estambul y Ankara frente a embajadas de Estados Unidos e Israel, y a Túnez, donde una multitud llenó la avenida Habib Bourguiba coreando “Resistencia, resistencia, no hay paz, no hay compromiso”.
El episodio ha convertido al “Sumud” —término árabe que significa “perseverancia” o “firmeza”— en un símbolo de resistencia pacífica, y su interceptación en aguas internacionales reavivó la solidaridad mundial con Palestina.