La noche del martes, un potente terremoto de 6.9 grados en la escala de Richter tuvo lugar en el medio del mar y afectó al centro de Filipinas, lo que causó que la población huyera a las calles, que una iglesia de piedra sufriera daños y se emitiera una alerta local por tsunami.
El epicentro del temblor fue a aproximadamente 17 kilómetros al noreste de la ciudad de Bogo, situada en la provincia de Cebú.
El Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología dio una alerta de tsunami y recomendó a las personas que se alejen de la costa en Cebú, así como de las provincias vecinas de Biliran y Leyte, por el riesgo de olas que podrían alcanzar hasta 1 metro. El director del instituto, Teresito Bacolcol, le comunicó a The Associated Press que se preveían daños y réplicas.
La electricidad se interrumpió en la ciudad de Daanbantayan, situada en la provincia de Cebú, donde está ubicada la iglesia de piedra. No se supo de inmediato la magnitud del daño a la iglesia.
Las provincias centrales de Filipinas todavía se estaban recuperando de una tormenta que azotó el viernes, que dejó un saldo mínimo de 27 fallecidos, sobre todo a causa de ahogamientos y derrumbes de árboles, interrumpió el suministro eléctrico en pueblos y ciudades enteros y obligó a evacuar a decenas de miles de personas.
Ubicado en el 'Anillo de Fuego' del Pacífico, que es un arco de fallas sísmicas que rodea al océano, Filipinas es una de las naciones más propensas a sufrir desastres naturales. Por esta razón, con frecuencia es azotado por temblores y erupciones volcánicas. Cada año, el archipiélago sufre el azote de alrededor de 20 tormentas y tifones.