Bolivia votó este domingo en unas elecciones que podrían marcar el mayor giro político de las últimas dos décadas.
Tras casi 20 años de gobiernos de izquierda, los sondeos coinciden en que los candidatos de derecha Samuel Doria Medina y Jorge ‘Tuto’ Quiroga parten como favoritos para encabezar la transición en medio de la peor crisis económica en 40 años.

A pesar de algunos incidentes aislados, como la detonación de un cartucho de dinamita afuera del colegio donde votó el izquierdista Andrónico Rodríguez y la agresión que sufrió al emitir su sufragio, el proceso electoral se desarrolló con normalidad, de acuerdo con el Tribunal Supremo Electoral.
Rodríguez, presidente del Senado y delfín político de Evo Morales, compite por Alianza Popular, pero ha enfrentado un ambiente hostil en su campaña.
En contraste, los aspirantes opositores —el empresario multimillonario Doria Medina y el expresidente Quiroga— han capitalizado el hartazgo ciudadano ante la crisis de combustibles y el aumento en los precios de los alimentos, prometiendo un cambio de rumbo.
“Con el voto podremos salir de esta crisis de manera pacífica y democrática”, afirmó Doria Medina al sufragar en La Paz. Quiroga, por su parte, pidió a los ciudadanos votar con tranquilidad “para cambiar la historia del país”.
El actual presidente, Luis Arce, quien no buscó la reelección, aseguró que entregará el poder en una transición ordenada. Pero las encuestas muestran que el MAS, fracturado y con Eduardo del Castillo relegado a los últimos lugares, ya no cuenta con el respaldo mayoritario que lo sostuvo durante dos décadas.
Entre los votantes, se refleja la expectativa de un cambio. “El MAS nunca más, mi voto es por el cambio. Quiero un mejor país, ahora estamos pagando los 20 años de socialismo”, dijo Rosario Cartagena, una profesora de 42 años en La Paz. Opiniones similares se repiten en distintos puntos del país, donde crece el llamado a dejar atrás la etapa del socialismo.

Aunque ningún candidato alcanzaría la victoria en primera vuelta, todo apunta a un balotaje el 19 de octubre en el que la derecha llegaría con ventaja. De confirmarse, Bolivia seguiría la tendencia regional que en los últimos años llevó al poder a líderes como Javier Milei en Argentina y Daniel Noboa en Ecuador.
El expresidente Evo Morales, desde el Chapare, llamó a anular el voto mientras enfrenta una orden de arresto por un caso judicial. Sus seguidores han amenazado con protestas, aunque analistas coinciden en que ya no representa una mayoría.
Con 7,9 millones de bolivianos habilitados para votar, y con la vigilancia de más de 25 mil policías, el país define un futuro político que parece inclinarse con fuerza hacia la derecha.