El 26 de julio de 2025, nació Thaddeus Daniel Pierce, un bebé que rompió un récord mundial antes de dar su primer aliento, pues se desarrolló a partir de un embrión que permaneció congelado durante más de 30 años, convirtiéndose en el caso de conservación embrionaria más prolongado de la historia.
El recién nacido fue apodado por los medios de comunicación como “el bebé más viejo del mundo”.
Lindsey Pierce, una mujer de 35 años, quien es la madre del bebé, reveló al MIT Technology Review que atravesó complicaciones durante el alumbramiento, pero que tanto ella como su hijo se encuentran en perfecto estado de salud.
“Tuvimos un parto difícil pero ahora estamos bien. Estamos asombrados de tener este precioso bebé”, declaró la nueva madre.
El embrión que se convertiría en su hijo fue creado en mayo de 1994.
La historia de Thaddeus ha provocado asombro más allá de su familia, impactando a la comunidad y despertando el interés de expertos y creyentes por igual.
La historia de Thaddeus comenzó cuando Linda Archerd tenía 31 años y luchaba contra la infertilidad. Después de seis años de intentos sin éxito para concebir, ella y su entonces esposo recurrieron a la fertilización in vitro, una tecnología que en los años noventa aún despertaba incomprensión.
“Mucha gente no entendía lo que estábamos haciendo”, recordó Archerd.
El procedimiento médico resultó en la creación de cuatro embriones. Uno fue transferido inmediatamente y se desarrolló exitosamente, dando vida a una niña sana que ahora tiene 30 años.
Los otros tres permanecieron criopreservados en espera de futuros intentos de embarazo que nunca llegaron.
Tras divorciarse, Archerd obtuvo la custodia legal de los embriones y asumió la responsabilidad financiera de su almacenamiento, un gasto que con el tiempo alcanzó los mil dólares anuales.