A casi un siglo de la creación de la Procuraduría General de la República (PGR) y a seis años del nacimiento de la Fiscalía General de la República (FGR), México se encuentra nuevamente frente a una decisión crucial: quién será la persona que encabezará la institución encargada de investigar no solo ciertos crímenes sino también al poder.
El Senado aprobó el 2 de diciembre la lista de diez aspirantes que pasarán a la siguiente etapa en el proceso para designar a la nueva o nuevo fiscal general.
En esa lista, enviada ahora a la presidenta Claudia Sheinbaum, el nombre que más destaca es el de Ernestina Godoy, actual encargada de despacho de la FGR y exfiscal de la Ciudad de México durante el periodo en que Sheinbaum era jefa de Gobierno.
En un momento crítico marcado por cuestionamientos a la autonomía de la Fiscalía, el relevo ocurre mientras la institución sigue cargando con una herencia que ha intentado desmontar: 90 años de subordinación al poder presidencial.
Los primeros años de operación estuvieron atravesados por casos emblemáticos y también por polémicas que pusieron en duda su independencia.
Pero también arrastra con una larga historia de casos polémicos que aquí, en Nación321, tenemos para ti:
DE BRAZO PRESIDENCIAL A ORGANISMO ‘AUTÓNOMO’: TRANSICIÓN ¿COMPLETA?
La historia de lo que hoy es la FGR comienza en 1929, cuando el presidente Emilio Portes Gil creó la PGR como dependencia directa del Ejecutivo. Desde entonces, el Ministerio Público Federal operó como un instrumento del sistema presidencialista, especialmente durante la larga hegemonía del PRI.
Durante la llamada Guerra Sucia, la PGR —a través de la Dirección Federal de Seguridad— encubrió y operó actos de represión política, como el 2 de octubre de 1968 y el ‘Halconazo’ de 1971.
Ya en los 80 y 90, la presunta colusión con el narcotráfico quedó exhibida en episodios como el asesinato del agente de la DEA Enrique ‘Kiki’ Camarena (1985), cuya investigación mexicana fue considerada un encubrimiento, y la posterior expansión del crimen organizado en sexenios siguientes.
Más tarde, en 2001, la fuga de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán en el gobierno de Vicente Fox mostró que la corrupción seguía incrustada en los niveles más altos.
En los años 2000, la crisis de credibilidad empeoró. Durante el sexenio de Felipe Calderón, la PGR se convirtió en el eje operativo de la estrategia militarizada contra el narcotráfico.
Pese a más de 100 mil detenciones, las sentencias fueron mínimas. A ello se sumaron casos de infiltración criminal en áreas clave, como el de Noé Ramírez Mandujano, titular de la SIEDO, acusado de filtrar información al crimen organizado.
AYOTZINAPA Y LA PRUEBA DE FUEGO
Durante su gestión al frente de la PGR, Jesús Murillo Karam enfrentó el caso más explosivo del sexenio: la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El 7 de noviembre de 2014, en una conferencia de prensa donde presentó avances de la investigación, pronunció la frase “Ya me cansé”, que desató una ola de indignación nacional. La expresión se convirtió en consigna de protesta porque, para los familiares, quienes estaban cansados eran ellos tras meses de búsqueda y de respuestas inconclusas por parte del Estado.
En el caso Ayotzinapa, la FGR obtuvo órdenes de aprehensión contra militares en 2020, un hecho sin precedentes. Pero, hasta hoy, la investigación continúa sin una conclusión judicial definitiva.
Tras su salida, la procuradora Arely Gómez intentó reposicionar la institución con una agenda de transparencia y mejora interna, incluida la apertura de expedientes a la sociedad civil y la revisión de prácticas internas.
Sin embargo, su paso por la dependencia quedó marcado por limitaciones estructurales: la PGR carecía de autonomía real, arrastraba rezagos forenses y enfrentaba crisis de credibilidad. En 2016 fue transferida a la Secretaría de la Función Pública.

GERTZ MANERO: AUTONOMÍA CUESTIONADA Y UN CASO PERSONAL QUE MARCÓ SU GESTIÓN
La credibilidad del primer fiscal autónomo sufrió un golpe profundo con el caso de su excuñada, Alejandra Cuevas, y de su madre, Laura Morán, a quienes Gertz acusó por la muerte de su hermano en 2015.
Aunque la PGR había descartado acción penal ese mismo año por falta de pruebas, el caso fue reactivado tras la llegada de Gertz a la FGR. Cuevas fue encarcelada durante 528 días hasta que la Suprema Corte ordenó su liberación en marzo de 2022.
Su defensa y organizaciones civiles denunciaron una persecución judicial impulsada desde el poder.
La situación empeoró cuando se filtraron audios —nunca desmentidos públicamente por Gertz— en los que se le escucha presuntamente tratando de influir en una resolución de la Corte. El episodio reforzó la percepción de que, pese al marco legal, la autonomía de la FGR seguía dependiendo de la voluntad de su titular y no de un diseño institucional robusto.
Cuevas, ya libre, ha mantenido críticas severas incluso durante el actual gobierno. En mensajes recientes, calificó de “cómplice” la postura del gobierno federal ante su caso y presentó una denuncia ante la CIDH contra el Estado mexicano.
Otro caso que marcó su gestión fue la extradición y proceso del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya. Pese al impacto inicial, la causa avanzó entre tropiezos y cuestionamientos públicos por su lentitud, lo cual dejó en libertad al exfuncionario.
NACE LA FGR… PERO LA CULTURA INSTITUCIONAL PERMANECE
La PGR desapareció el 28 de febrero de 2019 pues entró en vigor una nueva ley orgánica y el Senado eligió a Alejandro Gertz Manero como el primer fiscal autónomo para un periodo de nueve años. En teoría, la institución iniciaba una nueva etapa; en la práctica, los desafíos estructurales siguieron.
La Fiscalía heredó:
- más de 73 mil investigaciones pendientes
- una plantilla de 25 mil trabajadores
- una estructura burocrática rígida
- una cultura interna marcada por lealtades políticas
La renuncia de Gertz abrió finalmente el proceso para elegir a un nuevo fiscal.
Ayer, 2 de diciembre, el Senado aprobó con 88 votos a favor la lista de diez aspirantes que pasan a la etapa final. La presidenta Sheinbaum deberá elegir una terna. Luego, el Senado votará por mayoría calificada.
Entre los nombres destacan:
- Maribel Bojorges Beltrán
- Luz María Zarza Delgado
- Sandra Luz González Mogollón
- Ernestina Godoy Ramos
- Mirna Lucía Grande Hernández
- Luis Manuel Pérez de Acha
- Félix Roel Herrera Antonio
- Hamlet García Almaguer
- David Borja Padilla
- Miguel Nava Alvarado
Pero todos los reflectores están sobre Ernestina Godoy, exfiscal capitalina y figura clave en el equipo de Sheinbaum durante su gobierno en la Ciudad de México.
Para sus críticos, su posible designación representaría un retroceso en el ideal de una Fiscalía autónoma. Para sus defensores, sería un intento de reordenar una institución desgastada y sin rumbo.
Hoy, en pleno proceso de selección del nuevo fiscal, el desafío sigue siendo el mismo: convertir la autonomía en algo más que una reforma constitucional.
Después de 95 años, la pregunta sigue sin respuesta: ¿puede México tener una fiscalía verdaderamente autónoma? Este capítulo, como la propia FGR, aún está escribiéndose.




