La relación entre los gobiernos estatales y la Presidencia de la República ha tenido contrastes significativos en los últimos años, específicamente en los tiempos de la llamada Cuarta Transformación.
Mientras que durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador varios gobernadores de oposición mantuvieron enfrentamientos con el entonces mandatario, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha logrado, en los primeros meses de su administración, construir un tono más conciliador con los ejecutivos estatales, incluso con aquellos de partidos rivales.
GOBERNADORES OPOSITORES SE DECLARAN ‘CLAUDISTAS’
El episodio más reciente ocurrió en Durango. Durante la gira presidencial del 7 de septiembre, donde el gobernador Esteban Villegas (PRI) sorprendió al declararse “Claudista” frente a Sheinbaum.
“Presidenta, bienvenida a su casa. En Durango la queremos, en Durango tiene amigos, siéntase como con su familia. A pesar de que a lo mejor no somos del mismo partido, yo me identifico con usted y soy ‘Claudista’, que no se les olvide”, expresó Villegas, mientras la presidenta agradeció el gesto y subrayó que “gobernamos a los habitantes de Durango juntos”.
El mismo fin de semana, en Coahuila, el gobernador priista Manolo Jiménez también se deshizo en elogios hacia la mandataria federal, a quien vitoreó durante un acto público:
“¡Que viva Coahuila! ¡Que viva México! ¡Que viva la Presidenta!”. En su discurso, enfatizó que más allá de los colores partidistas, su prioridad es trabajar de la mano con el gobierno federal.
Un día antes, el emecista Samuel García, gobernador de Nuevo León, celebró la postura de Sheinbaum frente a los aranceles impuestos por Estados Unidos.
“Como mexicano, me siento orgulloso de tener una presidenta que ha estado firme contra esta guerra arancelaria”, señaló. El gesto, sin embargo, le valió abucheos de la audiencia, situación que obligó a la presidenta a intervenir: “Nada, nada, nada, aquí se respeta a todos”.
Además, hubo quien no dejó pasar desapercibidos los gestos de cercanía que la mandataria externó con las hijas del mandatario y su esposa, Mariana Rodríguez, a quienes se le vio en varios videos saludarse de forma calurosa.
DEFENSAS FRENTE ABUCHEOS
Los gestos de Sheinbaum hacia los gobernadores opositores no han sido sólo en palabras. La presidenta ha salido en defensa de mandatarios que han enfrentado hostilidad en actos públicos.
El 8 de agosto, en la inauguración del Hospital Regional de Tlajomulco, pidió respeto para el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, luego de que fuera abucheado.
“Hoy estamos muy contentos todos y todas por la inauguración de este hospital… ya las elecciones fueron hace más de un año. Así que nos vamos a respetar entre todas y todos”, pidió Sheinbaum.
Algo similar ocurrió en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 2024, cuando la panista Maru Campos fue recibida con gritos de “¡Que la saquen!” en un evento. Sheinbaum, visiblemente incómoda, abrazó a la gobernadora y pidió respeto: “Saludo con gusto y espero respeto a la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos”.
En Guanajuato, la gobernadora Libia Dennise García (PAN) reconoció la apertura del nuevo gobierno federal para coordinarse en temas sensibles como la seguridad. Esto aunque a principios de este año, la panista se defendió de los señalamientos de Sheinbaum, quien culpó de la violencia al modelo de desarrollo que implementó la mandataria estatal.
Finalmente, meses después de los roces, García destacó el trabajo coordinado con Sheinbaum en obras como el Acueducto Solís y la extensión del Tren de Pasajeros a León, además de la cooperación en seguridad para disminuir homicidios dolosos.
AMLO: CHOQUES CONSTANTES CON LA OPOSICIÓN
El contraste con el sexenio de López Obrador es visible. Durante su mandato, el tabasqueño sostuvo enfrentamientos directos con varios mandatarios.
En Guanajuato, acusó reiteradamente al exgobernador Diego Sinhue Rodríguez (PAN) de no controlar la violencia en el estado. Incluso reveló que le pidió remover al fiscal Carlos Zamarripa, en el cargo por casi dos décadas, sin éxito.
Tras el asesinato de la candidata morenista Gisela Gaytán en abril de 2024, recrudeció sus críticas: “Guanajuato está fuera de control”.
Con Maru Campos (PAN), gobernadora de Chihuahua, la relación también fue ríspida. López Obrador la tachó de “reaccionaria” por frenar la distribución de libros de texto gratuitos en 2023 y cuestionó su postura en la crisis migratoria de Ciudad Juárez.
En 2024, cuando Campos acusó al gobierno federal de “indolencia” ante la inseguridad y pidió “dejar de hacerse pendejo”, AMLO respondió que no entraría en polémicas porque no daba “propaganda” a groserías.
En contraste, con Samuel García (MC) en Nuevo León, López Obrador mostró respaldo. En 2024, lo defendió públicamente al denunciar que el gobernador era víctima de “fuertes presiones” y que incluso colaboradores cercanos habían sido agredidos.
Y aunque en en el 2016 criticó duramente al priista Alejandro Murat en Oaxaca, ya como presidente terminó reconociéndolo. Incluso, en 2022, durante una visita a Huatulco, anunció un homenaje al entonces gobernador priista, agradeciendo su apoyo tras el paso del huracán Agatha.
¿UN NUEVO ESTILO DE LA 4T?
La presidenta Claudia Sheinbaum ha mostrado que, a pesar de las diferencias partidistas, su gobierno busca cooperación institucional.
“Con los gobernadores (de oposición) tenemos muy buena relación. En particular con todos, pero sobre todo con los del PRI”, dijo este lunes en conferencia matutina.
La estrategia contrasta con la de su antecesor. Mientras López Obrador usaba la tribuna de Palacio Nacional para exhibir a los mandatarios estatales que no coincidían con él, Sheinbaum ha tenido un discurso de unidad y respeto.