El 2025 cerró como uno de los años más letales para el sistema ferroviario en México.
A lo largo de 12 meses, descarrilamientos, choques en cruces carreteros y arrollamientos se repitieron en distintas regiones del país, dejando decenas de personas muertas y decenas más lesionadas.
El episodio más grave ocurrió en Oaxaca, pero no fue un hecho aislado.
La mañana del 28 de diciembre, un tren del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec se descarriló a la altura de la comunidad de Nizanda, en el municipio de Asunción Ixtaltepec, Oaxaca. El convoy cubría la ruta Salina Cruz–Coatzacoalcos y transportaba a 241 pasajeros y nueve tripulantes.
Al tomar una curva, varios vagones se salieron de las vías y cayeron por un desnivel. El saldo fue devastador: al menos 13 personas murieron y 98 resultaron lesionadas, varias de ellas de gravedad.
Equipos de emergencia federales y estatales se desplegaron en la zona para rescatar a los pasajeros atrapados entre los vagones. Hospitales de la región fueron saturados en cuestión de horas.
Meses antes, otro accidente de alto impacto había encendido las alertas. El 8 de septiembre, en el cruce ferroviario de la carretera Atlacomulco–Maravatío, en el Estado de México, un tren de carga colisionó con un autobús de pasajeros de dos pisos de la línea Herradura de Plata.
El camión se dirigía a la Ciudad de México cuando intentó cruzar las vías y fue embestido por la locomotora. Diez personas murieron y decenas resultaron heridas. El cruce carecía de barreras automáticas; sólo contaba con señalización básica.
El 20 de diciembre, un nuevo incidente involucró al Corredor Interoceánico, esta vez en el municipio de Juárez, Chiapas. Un tren impactó contra una pipa cargada con emulsión asfáltica en un cruce ferroviario.
El choque provocó el descarrilamiento de la locomotora y el cierre temporal del tramo. El conductor de la pipa sufrió fracturas y fue trasladado a un hospital; los pasajeros del tren fueron evacuados sin que se reportaran heridos de gravedad. Aunque el saldo humano fue menor, el accidente volvió a poner bajo la lupa la seguridad en los cruces.
Guanajuato se consolidó durante 2025 como una de las entidades con mayor número de incidentes ferroviarios.
Entre enero y septiembre se registraron al menos 23 accidentes relacionados con trenes, con un saldo de 10 personas muertas y 18 lesionadas.
La mayoría fueron arrollamientos y colisiones con vehículos. Uno de los casos más graves ocurrió el 6 de agosto en Irapuato, donde un tren impactó varios automóviles en distintos puntos del municipio, dejando al menos seis personas fallecidas.
A lo largo del año también se documentaron muertes de personas localizadas sobre las vías férreas en León y otros municipios del estado, así como atropellamientos en cruces rurales. En algunos casos, las víctimas eran personas en situación de calle; en otros, peatones o conductores que intentaron cruzar las vías sin calcular la cercanía del tren.
El saldo del año no sólo se mide en cifras, sino en la repetición de escenas: vagones volcados, carreteras cerradas, cuerpos cubiertos con mantas y comunidades que, una vez más, quedan marcadas por el paso del tren.
