Con 43 mil 493 votos, Madaí Sinaí Menchaca Sierra fue electa como jueza de distrito en materia administrativa en el Distrito Judicial 1 de Jalisco.
Su constancia de mayoría fue entregada por el Instituto Nacional Electoral (INE) como parte del histórico proceso en el que, por primera vez en México, la ciudadanía eligió de forma directa a jueces y magistrados.
Durante la ceremonia oficial, la presidenta del INE subrayó que los nuevos juzgadores “no han sido designados, han sido electos”, y recalcó que este hecho representa una transformación profunda del sistema democrático:
“Por primera vez en nuestra historia y, por primera vez en el mundo, una nación ha depositado en su ciudadanía la responsabilidad de elegir por voto directo a quienes habrán de integrar su Poder Judicial”, afirmó.
¿HIJA DEL LÍDER DE LA LUZ DEL MUNDO?
Sin embargo, el caso de Menchaca Sierra ha generado controversia. Diversas organizaciones civiles han advertido que su elección contradice los principios constitucionales de idoneidad y de laicidad del Estado.
La nueva jueza fue detenida en 2024 en Jalisco por lesiones culposas, hecho que ha sido retomado por colectivos como Defensorxs, quienes anunciaron que presentarán impugnaciones ante el INE.
Además de los señalamientos legales, su perfil ha sido blanco de críticas por motivos personales: Menchaca es hija del obispo Nicolás Menchaca Tristán, una de las figuras más visibles, e incluso considerado actual líder, de la iglesia La Luz del Mundo, organización religiosa cuyo histórico líder, Naasón Joaquín García, cumple una condena en Estados Unidos por delitos sexuales.
Esto ha desatado cuestionamientos sobre un posible conflicto de interés y sobre su “mala reputación”, como lo han expresado observatorios ciudadanos.
A pesar de ello, la autoridad electoral validó su triunfo y confirmó el “98 % del conteo electoral, incluyendo la victoria de Menchaca Sierra”. La Sala Superior del Tribunal Electoral ha respaldado en el pasado candidaturas de aspirantes ligados a esa misma congregación religiosa.
El proceso judicial, celebrado el 1° de junio, estuvo marcado por una baja participación: apenas 12.6 millones de votos válidos. Aunque la presidenta del INE defendió el proceso como “una apuesta por una democracia más participativa y corresponsable”, el caso de Menchaca ha puesto en el centro del debate el límite entre representación popular y la idoneidad de quienes integran el sistema de justicia.