Aunque la inflación general mostró una ligera moderación en la primera quincena de junio, el costo de la carne ,uno de los alimentos esenciales para millones de familias mexicanas, registró aumentos alarmantes que no se veían desde hace una década.
En particular, la carne de res encareció 17.8% a tasa anual, un incremento sin precedentes en los últimos diez años y superior incluso al observado durante la crisis sanitaria por Covid-19. Especialistas advierten que esta alza responde a una combinación de factores estructurales que han reducido la oferta nacional de ganado.
De acuerdo con el medio El Universal, uno de los elementos que ha agravado el problema es el cierre de la frontera para exportar ganado en pie hacia Estados Unidos, lo que ha disminuido la disponibilidad de reses para engorda.
A esto se suman dos años consecutivos de sequía que han diezmado el hato ganadero mexicano. Entre mayo de 2022 y mayo de este año, los precios del ganado para engorda subieron 27%, mientras que los del ganado listo para sacrificio aumentaron 21%, y la carne en canal, 35%.
El impacto ya se percibe directamente en los hogares. El bistec de res, uno de los cortes más consumidos en el centro del país, ha tenido un incremento de 24% al mayoreo y de más de 18% al menudeo, lo que representa su mayor aumento desde mediados de 2015.
La situación no es mejor en el mercado de la carne de cerdo. Enfermedades que afectan a los animales, como el síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS) y la diarrea epidémica porcina (PED), han reducido la producción nacional. Como resultado, el precio del cerdo en pie subió 21%. Esta escasez local se agrava por una baja en el sacrificio de cerdos en Estados Unidos, principal proveedor del país, lo que ha elevado 10.72% el costo de esta carne en la primera quincena de junio.
Desde febrero, los precios tanto de la carne de res como de cerdo han mostrado incrementos de dos dígitos, lo que los convierte en una de las principales fuentes de presión para la economía familiar, especialmente en contextos donde los ingresos siguen estancados.
Ante esta crisis alimentaria, el gobierno federal ha anunciado que busca integrar estas proteínas —res, cerdo y pollo— al Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) mediante acuerdos voluntarios con productores y distribuidores. Tanto empresarios del sector avícola como representantes del Consejo Coordinador Empresarial han confirmado que ya se negocia un nuevo acuerdo para frenar los precios.